La Policía Nacional ha desarticulado una organización criminal formada por ciudadanos chinos especializada en el tráfico de seres humanos para la prostitución. Aunque la red estaba asentada en Asturias, donde explotaban sexualmente a varias compatriotas en pisos de alterne, dos de los ocho detenidos fueron capturados en Vigo, ciudad en la que tenían contactos y decidieron ocultarse al saber que les buscaban en el Principado. Se trata de un matrimonio formado por una ciudadana china y un hombre natural de la zona de Santiago de Compostela, que es uno de los pocos españoles arrestados en la denominada Operación Lingdao contra la trata de personas vinculada a la prostitución. Ambos fueron arrestados en un domicilio y se les intervinieron joyas, monedas de plata, relojes y varios miles de euros en efectivo.

La Policía de Asturias puso en marcha la investigación a principios de 2014 al sospechar de la actividad de un grupo criminal constituido fundamentalmente por ciudadanos chinos, dedicado a la explotación de mujeres de esa nacionalidad.

Las víctimas se captaban mediante engaños en su país de origen y una vez en España eran sometidas a todo tipo de maltratos y vejaciones para obligarlas a ejercer la prostitución hasta que devolvieran la deuda contraída con el grupo criminal, según fuentes del Ministerio de Interior. Las mujeres, que vivían hacinadas, estaban obligadas a estar disponibles para prostituirse las veinticuatro horas del día y tenían restringidas al máximo sus salidas a la calle. La mayoría de ellas se encontraba en España en situación administrativa irregular lo que, unido a su escaso conocimiento de la lengua española, contribuía a su total aislamiento social, a tenor de los datos que han trascendido.

Precisamente la investigación se vio dificultada por la férrea organización de la banda, el miedo que tenían las víctimas a colaborar con los agentes y la utilización de diferentes dialectos chinos por parte de los explotadores, según las mismas fuentes.

La operación, dirigida por el Juzgado de Instrucción número 3 de Oviedo en unas diligencias secretas, culminó el pasado 6 de octubre con los registros simultáneos autorizados por el juzgado ovetense de varios domicilios y locales en Oviedo, Gijón, Santander y Vigo. La actuación se precipitó al tener conocimiento los investigadores de que se habían efectuado varios envíos postales de dinero y joyas a China que fueron retenidos antes de su salida de España.

En total se han detenido a 8 personas: tres en Oviedo, dos en Gijón, dos en Vigo y otra en Santander. Cinco de los arrestados están acusados de ser responsables de la organización criminal y se les imputan delitos de trata de seres humanos, delitos relativos a la prostitución y pertenencia a organización criminal. Los otros tres son ciudadanos chinos que se encontraban en situación ilegal en España.

Los agentes se han incautado de 30.000 euros en efectivo, 598 monedas de plata, cuatro relojes de oro valorados en unos 6.000 euros cada uno y diversas joyas, además de ocho ordenadores portátiles y quince teléfonos móviles que contienen "información valiosa sobre la organización y sus actividades ilícitas", así como "contactos, clientes, y otros datos relevantes para la investigación", según comunicó ayer la Policía Nacional.

La mayoría de las mujeres chinas obligadas a prostituirse en los pisos de la red en Asturias se encontraban en situación irregular y los responsables de la organización llevaban el control diario de la recaudación, ordenaban el cambio de mujeres entre pisos para mejorar la oferta, pagaban los alquileres y hasta se ocupaban de comprar la comida para evitar que las víctimas saliesen a la calle. Aunque a todas ellas se les facilitó información y ayuda al amparo del protocolo de actuación de protección de víctimas de seres humanos, rechazaron el ofrecimiento.

En la operación han colaborado la Brigada Central de Trata de Seres Humanos de Madrid, y las brigadas de Extranjería y Fronteras de Cantabria, Gijón y Vigo. Los ocho detenidos han quedado a disposición del Juzgado de Instrucción 3 de Oviedo.