Un varón, R.F.D., de 31 años, y su bebé de tan solo uno resultaron herido tras una gran explosión en su vivienda del Calvario. El hombre presentaba quemaduras en torso y brazos debido a la virulencia del estallido y fue trasladado a la unidad de quemados del Hospital Povisa. La detonación se produjo por el cargador de un mechero.

En el momento de la explosión, la madre y el bebé de un año también se encontraban en el piso. La mujer resultó ilesa mientras el pequeño sufrió pequeñas contusiones por la caída de objetos. Ambos fueron trasladados al Hospital Álvaro Cunqueiro.

El suceso se originó en torno a las 13.00 horas en el cuarto piso de un edificio situado en la plaza Maruja Mallo, en el barrio del Calvario. El hombre se encontraba en la cocina manipulando el mechero junto con los cargadores mientras la mujer y el bebé se hallaban jugando en el salón. La explosión destrozó la pared que unía ambas estancias, reventó la ventana que da a la plaza y derribó el balcón de la terraza. La madre, según explicó una vecina de la familia, protegió el cuerpo del pequeño, aunque no pudo evitar que sufriera contusiones de carácter leve.

El peor parado fue el marido. Tras la explosión, se llevaron al hombre al piso de una vecina donde lo metieron en una bañera con agua fría hasta la llegada de los servicios sanitarios debido a la gravedad de las quemaduras que presentaba en brazos y cuerpo.

No se originó ningún incendio

Aunque no se produjo ningún incendio, sí una potente deflagración. Hasta el edificio se personaron un equipo de bomberos, unidades del 061, efectivos de la Policía Local y miembros de la Policía Científica. Los agentes confirmaron que en el interior de la vivienda había 12 botellas de gas para recargar los mecheros, ratificando así la teoría original del estallido.

"La habitación era muy pequeña y estaba completamente cerrada. Al dejar salir el gas se produjo una gran bolsa con mucha presión. Cuando el hombre fue a probar si el mechero funcionaba, se produjo la explosión", relataba un miembro del cuerpo de Bomberos.

La intensidad de la detonación provocó que saltasen por los aires el marco y los cristales de una ventana cayendo a la plaza, aunque por suerte, no transitaba nadie en el momento del siniestro.

Los daños materiales en el interior del domicilio también fueron cuantiosos. Varios tabiques se partieron, mientras que muebles y una estantería terminaron en el patio interior del edificio. La propietaria de la vivienda, donde los heridos residían de alquiler, se personó en el edificio y tras un primer reconocimiento del piso, dejaba patente la gravedad de la deflagración y las elevadas pérdidas materiales.

Los bloques colindantes no sufrieron graves consecuencias, tan solo un par de ventanas astilladas, pero ningún daño de consideración. Los agentes de la Policía Local acordonaron el edificio durante una hora mientras comprobaban el estado de la vivienda y analizaban el origen de la explosión. Una vez salieron del portal, desprecintaron la zona y permitieron a los vecinos, todavía conmocionados por "la tremenda explosión, como si fuera una bomba" , regresar a sus residencias.