El severo mazazo que asestó la crisis a los hoteles llevó a los negocios de la ciudad a recortar sus plantillas. Como ocurrió en otros muchos sectores, el desplome de la clientela -en apenas cinco años la afluencia de viajeros se precipitó un 25%- obligó a abaratar las tarifas y adaptar la estructura de los alojamientos al nuevo contexto que marcaba la crisis. Según los datos del Instituto Nacional de Estadística (INE), en enero de 2006 los alojamientos de la ciudad sumaban, en total, 620 personas empleadas. A principios de 2015 el dato había disminuido más de un 30% y el observatorio oficial contabilizaba apenas 421 trabajadores.
Una de las explicaciones para ese adelgazamiento de la plantilla es el cierre de hoteles. Las tablas del INE revelan que en enero de 2015 en Vigo tenían sus puertas abiertas 58 establecimientos, casi una veintena menos que en el mismo mes de 2009. Otra explicación es la reducción de los beneficios. Al tener que abaratar de forma notable sus tarifas para atraer a la demanda, los hoteles vieron cómo se reducía su margen. Según un estudio publicado la pasada primavera, los alojamientos de Vigo eran los más baratos de todo el país.
Ese contexto provocó una situación peculiar en verano. De nuevo según los datos del INE, en agosto los hoteles registraron 111.143 pernoctaciones -noches comercializadas-, el mejor resultado desde al menos 2005, el primer ejercicio que documenta el observatorio en su web. Solo seis años antes, en 2009, los alojamientos contabilizaron ese mes 93.528 pernoctaciones.
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A pesar de ese magnífico resultado, sin embargo, los establecimientos de la ciudad trabajaron con la plantilla más reducida de la década para un mes de agosto. El INE constata que este año los hoteles sumaban 493 empleados, frente a los 721 de 2011. Hace un año, por ejemplo, entre todos los negocios de la ciudad sumaban 64 trabajadores más. El número de plazas que se ofrecían en Vigo en agosto era de 4.636, medio millar menos que en 2011.
Tendencia en otras urbes
La tendencia que se registra en Vigo no coincide con la de las otras grandes urbes gallegas, donde el aumento de la demanda ha ido acompañado de contratación, aunque con fluctuaciones. El INE señala que en agosto los hoteles de Santiago tenían a 1.088 empleados, 74 más que el año anterior. En A Coruña la plantilla alcanzaba los 576 trabajadores, una treintena menos que en 2014, pero más que en 2011. En ambas ciudades el número de plazas ofertadas en agosto -8.056 en Santiago y 5.308 en A Coruña- era superior a las del año pasado.
