Alberto Núñez Feijóo se sale del guión seguido hasta el momento por la Xunta en el área sanitaria de Vigo y reconoce que se han detectado y "se siguen percibiendo" deficiencias en el complejo proceso de traslado al nuevo hospital de Beade. El presidente gallego se refirió ayer en el Ifevi a los cambios introducidos en su Gobierno durante la inauguración de Conxemar y vinculó de forma directa la caída de Rocío Mosquera como titular de Sanidade con la convulsa gestión de la apertura del Álvaro Cunqueiro durante los últimos dos meses y la cascada de críticas generada entre los profesionales sanitarios y los usuarios que desembocó en la masiva movilización del pasado 3 de septiembre.

Había gran expectación por escuchar las explicaciones del presidente tras el giro imprimido en su equipo y no dudó en reconocer que la destitución de Rocío Mosquera responde a su intención de "escuchar a una sociedad gallega que quiere la consolidación de las infraestructuras hospitalarias y pide que se solucionen los defectos e incidencias que se produjeron en algunas de ellas y este gobierno intenta responder a eso", abundó el dirigente popular en alusión a los problemas surgidos en Beade.

Hasta el momento tanto desde la Consellería como desde la Gerencia de Vigo se venía negando que hubiera fallos estructurales importantes y se circunscribían las críticas de trabajadores y enfermos a "incidencias menores o puntuales". Incluso el mismo día en que Feijóo aludía públicamente en Vigo a "deficiencias" en la puesta en marcha del Álvaro Cunqueiro, la ya exconselleira de Sanidade se despidió de la prensa en Santiago aferrándose a la política mantenida hasta ahora y defendiendo su gestión. "Tenemos un sistema sanitario magnífico y hay que defenderlo. Y defenderlo no es sacar cada pequeño fallo. Todos los días en Galicia se producen miles de pruebas y cirugías y siempre puede haber un error", justificó Mosquera, emocionada a la hora del traspaso de poderes a Jesús Vázquez Almuiña.

Pero Feijóo dio ayer carpetazo a esta línea argumental y preguntado de forma explícita por los problemas surgidos en el traslado al Álvaro Cunqueiro aseguró que está resultando "muy difícil casar las culturas hospitalarias del Xeral y el Meixoeiro en el nuevo hospital", donde se unificaron la mayoría de los servicios, para luego reconocer que en este proceso que arrancó el 29 de junio "todo es mejorable".

El presidente aprovechó para ensalzar que en estos momentos Galicia dispone "de más hospitales públicos que en la recesión" y con intención de dejar atrás la anterior etapa y encarar un futuro menos enquistado insistió en que a la Xunta y al nuevo equipo de Jesús Vázquez Almuiña le toca "hacer que funcionen mejor y que el nuevo hospital de Vigo solucione las deficiencias que percibimos durante el traslado y seguimos percibiendo".

Feijóo atribuyó los cambios en la Xunta a su intención de "seguir teniendo el apoyo mayoritario de la sociedad gallega" y pretende "entender e interpretar adecuadamente lo que piden". Sobre la última etapa de Mosquera al frente de Sanidade, el titular del Ejecutivo reveló que "hace bastante tiempo" que le trasladó su "disponibilidad".

Su intención es pasar página cuanto antes y se centró en alabar la figura del nuevo gestor, de quien aseguró que aportará "un conocimiento muy claro del área sanitaria de Vigo". "Es una apuesta clara por la sanidad pública de Galicia y, por supuesto, de Vigo", intentó zanjar el presidente de la Xunta, que se marca como reto inmediato "demostrar, deficiencias y problemas aparte, que mereció la pena hacer un gran hospital en Vigo". Respecto al aparcamiento de pago, se limitió a asegurar que le parece "fantástico" que el Concello, "competente en materia de estacionamiento", vaya a habilitar 500 plazas gratuitas en las inmediaciones del hospital.