A simple vista no se aprecia, pero la ampliación de la imagen revela la presencia de un nido de la temida Vespa velutina situado en la copa de un árbol en Salvaterra de Miño. La fotografía fue captada desde el aire por el dron de la Unidad de Detección Remota de la Universidad el pasado domingo.
Tras demostrar la eficacia de la cámara térmica para localizar un avispero en San Andrés de Comesaña, el responsable del servicio, Ramiro Álvarez Clavero, pidió la colaboración de los apicultores para intentar repetir la operación con un vehículo aéreo no tripulado en una zona sin población.
La aeronave no logró detectarlo en las pasadas cenitales a diferentes alturas, pero cuando realizó un vuelo en posición oblicua sí pudo fotografiar el nido de la avispa asiática.
Según explica Clavero, el nido, situado en un eucalipto de unos 50 metros, se encuentra en la zona conocida como Oleiros. Aunque los agricultores y lugareños advirtieron de su presencia hace meses, todavía no ha acudido nadie a retirarlo debido a la dificultad que supone su elevada altura. También en la parroquia de Pesqueiras se han detectado varios avisperos que siguen a la espera de ser destruidos.
En las últimas semanas, el técnico de la Universidad ha registrado la presencia de nidos en diferentes localidades, incluso en una torreta eléctrica de Budiño, en Porriño. Sus experimentos demuestran que las cámaras térmicas y los drones pueden emplearse en la lucha contra la avispa asiática, que cada vez supone un problema mayor para los apicultores.
El sector ya ha trasladado a Clavero su interés por las pruebas que está realizando, ya que son ellos mismos los que están costeando en muchas ocasiones la retirada de los avisperos.
La voraz Vespa velutina aniquila las colmenas y, según admite la Consellería de Medio Rural, ya está presente en el 40% de los municipios gallegos. Aún así, el protocolo de actuación para la retirada de nidos es muy tedioso y, según critican los propios apicultores, cuando los avisperos se encuentran a una altura superior a los 25 metros los operarios de Tragsa, la empresa encargada, ni siquiera acuden al lugar porque carecen de medios.
La operación tiene que hacerse durante la noche, cuando las avispas se resguardan en su interior, y se precisan trajes especiales más gruesos puesto que su aguijón es más largo que el de las abejas.
