-Usted defiende que la FEMP bajo su presidencia debe iniciar una nueva etapa...
-Sí, debe ser mucho más dinámica, ágil, abierta, y sobre todo estar muchísimo más involucrada en los problemas reales de los ciudadanos. Afrontamos cuatro años cruciales, un tiempo en el que se debe dar respuesta a demandas históricas. Yo estoy seguro de que habrá un antes y un después para el municipalismo tras este mandato.
-Reclaman un cambio en la financiación local que permitiría a los municipios manejar más fondos, ¿con qué finalidad?
-Los fondos que recibimos ahora son totalmente insuficientes. Por ejemplo, a mí me gustaría dedicar mucho más dinero a la política social, los planes de empleo, las acciones medioambientales o la inversión, pero no puedo hacerlo. Nos harían falta más recursos, y eso eso es lo que vamos a exigir desde ya y con toda la fuerza.
-Pero eso supondría más gasto público, cuando la tendencia es justamente la contraria...
-Al revés. Queremos que nos deriven recursos y fondos que hoy ya manejan los gobiernos central y autonómicos. Porque los ayuntamientos -todos: grandes, medianos y pequeños- hemos demostrado durante la crisis que sabemos gestionar mucho mejor, con mayor eficiencia, el dinero público que las otras administraciones. Y pese a esta evidencia seguimos sin tener competencias ni recursos. Esto debe cambiar. Mientras se mantenga esta situación los municipios estaremos atados de pies y manos para dar una respuesta satisfactoria a las justas demandas ciudadanas.
-¿Y por qué van a ceder ahora el Gobierno central o los autonómicos a sus exigencias?
-Porque los tiempos han cambiado. La política actual, la real, exige cercanía entre la administración y los administrados y eso da con los gobiernos municipales. Los otros les quedan muy lejos a los ciudadanos. Las cosas ocurren en las ciudades. El mundo vive hoy en las ciudades. Es la modernidad. Eso otro que algunos intentan conservar es un anacronismo que más pronto que tarde se extinguirá.
-El ministro Montoro se niega a ello, pero recuerde que el PSOE gobernó durante dos legislaturas España y tampoco hubo movimientos en esa dirección...
-Confío en que el PSOE entienda y lidere ese cambio. Pedro Sánchez ya ha dicho que si gobierna derogará la reforma local y cambiará la ley de financiación. Estoy seguro de ello, pero si no es así, voy a ser absolutamente beligerante en la defensa de esos principios. Y si alguien se opone a ello o los olvida, lo pelearemos. No lo dude.
-O sea que el futuro pasa por las ciudades...
-Ese futuro es ya el presente. Los ciudadanos quieren decidir, participar, desde el ámbito local. Es a los alcaldes a quienes primero y más se les exige. Son a quienes tienen más cerca y saben que son los que más rápido pueden echarles una mano, atender sus necesidades, aunque la competencia no les corresponda o sus recursos sean muy limitados. Esto explica que los alcaldes sean, y más en los últimos tiempos, los políticos más valorados.
-Su otra gran demanda: derogar la reforma local.
-La reforma local se murió ayer [por el sábado]. El Gobierno de Rajoy pretendía quitarnos competencias en política social, educativa, igualdad, lucha contra la violencia machista, fomento de empleo, medio ambiente... Esa ley es una catástrofe, una calamidad. Está hecha contra los intereses de los ciudadanos. ¿Pero quién la puede querer? Es una ley que ya iba a caer por su propio peso, que en la práctica no se iba a aplicar. Los gobiernos de Valencia, Castilla La Mancha o Madrid han dicho que no la van a cumplir. Y detrás de ellos irían otros muchos. En Galicia, la Xunta de Feijóo aprobó otra ley que en la práctica invalida la estatal... Por eso no se entiende ese empecinamiento del Gobierno español que está causando tanto daño.
-El PP se ha indignado porque el PSOE se negase a cerrar una lista unitaria, como ocurrió hace cuatro años. ¿Teme que la pelea política entre socialistas y populares se traslade al seno de la FEMP?
-Eso no debería ocurrir de ningún modo. Lo que pretendió el PSOE en Madrid al rechazar una lista unitaria es dejar claro que hay diferentes caminos por los que nunca iremos los socialistas: por ejemplo, aceptando esa reforma local tan perniciosa. Pero las diferencias no tienen por qué provocar ni división ni mucho menos ruptura en la FEMP. El PSOE no tiene mayoría absoluta en la institución y el PP es un partido muy importante con el que hay respetar y llegar a acuerdos. Pero me gustaría recordar que yo acabo de ser elegido con la mayor diferencia de votos en la historia de la FEMP [15.154 Caballero por 10.291 De la Serna, del PP]. Además, si el voto fuese secreto, dos de cada tres alcaldes del PP votarían hoy contra la reforma local y respecto a pedir más financiación, ya lo dicen abiertamente. Por eso estoy convencido de que ésta va a ser la FEMP de los consensos y los pactos, en competencias y financiación.
-¿Qué puede significar para la ciudad su Presidencia de la FEMP?
-Es de la mayor importancia. Toda España acaba de presenciar cómo Vigo va a dirigir una institución formada por 8.100 municipios en los que viven 47 millones de personas. Todo el mundo ya conoce Vigo, sabe cómo somos, qué proyecto de ciudad hemos puesto en marcha y cómo una inmensa mayoría de vigueses lo respalda. Un modelo que los 3.500 alcaldes socialistas quieren de algún modo aplicar en su territorio. Por todo ello, Vigo ocupa un lugar central en España, y ya no digamos en Galicia. Pero esto no es un triunfo de Caballero, sino de todos los vigueses.
Y fíjese qué absurdo: Vigo presidirá una institución con 8.100 alcaldes de España, y en Galicia algunos dudaban de que tuviese que presidir y liderar el Área Metropolitana. Es más, la Xunta de Feijóo aprobó una ley para que Vigo no la dirigiese y para que la ciudad estuviese gobernada desde fuera.
-Conseguida la FEMP, ¿cuál es el siguiente reto?
-Es verdad que hemos ido logrando aquello que nos propusimos: una mayoría excepcional en Vigo, la Presidencia de la Diputación de Pontevedra y ahora la de FEMP. Pero estos éxitos son el principio de un camino irreversible. Y lo consiguió la ciudad desde la unidad. Como me dijo el viernes Pedro Sánchez: "Abel, la Presidencia de la FEMP no te la regalamos, te la has ganado". Y es verdad, me la gané yo y todos los vigueses que comparten y apoyan nuestro proyecto. Por eso a ellos les doy mi agradecimiento infinito y les digo que lo mejor todavía está por llegar. Vigo lo puede conseguir todo.
-¿No teme estar generando demasiadas expectativas que no podrá cumplir?
-No me preocupa en absoluto generar esas expectativas porque las cumpliremos. Asumimos nuestras promesas con un extraordinario sentido de la responsabilidad. Es cierto que hicimos una apuesta que pudo no haber resultado, pero resultó, y ya no pararemos.
-Con mayoría absolutísima en el Concello y gobernando la Diputación, ¿se acabaron las excusas para no tomar decisiones?
-Correcto. No hay excusas. Ahora en lo esencial dependemos sólo de nosotros, así que a trabajar duro desde ya.
-¿Qué le diría a quienes creen que ahora se pasará media vida en Madrid y relegará Vigo a un segundo plano, como si la ciudad ya se le haya quedado pequeña?
-Que voy a seguir aquí los siete días de la semana. Que hay aviones, y en Peinador por fortuna cada vez más, para ir a Madrid o a Barcelona y volver en el mismo día. Que seguiré escuchando a los ciudadanos. Porque Vigo es mi prioridad absoluta que no cambiaré por nada del mundo.
-En el plano personal, estará disfrutando de su etapa política más gratificante...
-Mire, la mayor satisfacción de mi vida ha sido ser alcalde de Vigo; la segunda, ser alcalde de Vigo con mayoría absoluta; y la tercera, ser alcalde de Vigo y presidente de la FEMP. Queda claro, ¿verdad?
