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La pardela de Cíes recorre casi 3.000 km. sobre el Atlántico en solo 14 días para traer alimento

Biólogos de Barcelona y Vigo que estudian la población del parque y sus rutas marinas recuperan el GPS de un ejemplar - El ave llegó a desplazarse a 500 kilómetros de la costa

Adulto devorado por un gato doméstico. // J.M. de los Reyes

La naturaleza no entiende de fronteras. Aunque parezca una frase extraída de los documentales de La2, la prueba está más cerca de lo que pensamos. Por primera vez y gracias al empleo de tecnología GPS, los movimientos de algunas de las aves marinas que se reproducen en Cíes, dentro del Parque Nacional Islas Atlánticas, han sido desvelados.

Tras varias noches de espera sin recompensa, por fin uno de los ejemplares de pardela cenicienta -Calonectris diomedea- marcado hace unas semanas ha sido recuperado. Durante el pasado mes de agosto, varios investigadores acudieron durante la madrugada a los abruptos acantilados donde anida la pardela cenicienta para instalar dispositivos de seguimiento en varios ejemplares. Estos trabajos se desarrollaron en el marco del proyecto "Centinelas del mar", financiado por la Red de Parques Nacionales y dirigido por Jacob González-Solís, de la Universidad de Barcelona.

Y la tarea no ha sido nada fácil. "Se trata de aves que bucean para pescar, su volumen corporal cambia, lo que nos impide utilizar aparatos de seguimiento colocados con sistemas de larga duración como los arneses. Esto nos obliga a utilizar un tipo de especial de cinta adhesiva, que suele aguantar sobre el ave 20 días, lo que complica la posibilidad de recuperar los aparatos GPS", explica Álvaro Barros, de la Universidad de Vigo, que también colabora en el proyecto.

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Pero en esta ocasión ha habido suerte. Tras 14 días, el dispositivo de una de las pardelas cenicientas pudo ser recuperado para revelar que su portadora había recorrido un total de 2.800 kilómetros, explorando no sólo el entorno del parque nacional y aguas situadas a 100 kilómetros de las Rías Baixas, sino también, y lo que es más espectacular, alejándose hasta 500 kilómetros de distancia en dirección oeste, hacia el centro del Atlántico, en busca de alimento para ella y su polluelo.

La asombrosa magnitud de los viajes realizados por el animal no sorprende, sin embargo, a los investigadores. "Las pardelas son parientes cercanos de los grandes albatros del hemisferio sur y, al igual que ellos, son excelentes voladoras. Aprovechan los vientos que siempre soplan sobre la superficie del mar, volando a muy baja altura, de forma que pueden recorrer enormes distancias en poco tiempo y sin grandes esfuerzos" afirma José Manuel de los Reyes, investigador de la Universidad de Barcelona.

Los datos obtenidos gracias al GPS constituyen una importante información para la conservación de esta pequeña colonia dentro del parque nacional. "Si queremos proteger a la pardela cenicienta necesitamos conocer las áreas que utilizan, para poder determinar a qué amenazas se exponen en el mar, que es donde pasan la mayor parte de su vida", comenta Jacob González-Solís.

El proyecto liderado por el biólogo catalán fue el segundo mejor valorado en la última convocatoria de la Red de Parques Nacionales y también contempla el seguimiento de esta especie en Cabrera y Timanfaya para descubrir sus rutas de tránsito y alimento, así como sus posibles interacciones con los barcos de pesca. El objetivo final es que toda esta información ayude a implantar medidas para su conservación.

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