Apuntar hacia la cabina de un avión con un puntero láser cuando se aproxima a la pista de aterrizaje "más que un juego macabro, que también lo es, obedece a una conducta criminal". Un piloto gallego que ha sufrido el impacto de esas potentes luces aunque ninguno en aeropuertos de su tierra admite su sorpresa por lo que está ocurriendo en Peinador. Porque mientras el número de estas incidencias bajan en España, como confirmó a este periódico la Agencia Estatal de Seguridad Aérea (Aesa), los vuelos que recibe Vigo siguen padeciéndolas cada cierto tiempo, y en el último año, van tres casos denunciados por las tripulaciones, dos de ellos entre junio y agosto. A diferencia de lo ocurrido en anteriores investigaciones, en estas tres abiertas por la Guardia Civil sus autores han quedado impunes ante la imposibilidad de identificarlos.
El deslumbramiento por luz láser del 20 de agosto afectó al piloto de un vuelo de Iberia Express procedente de Madrid. Según fuentes del Centro de Control de Tráfico Aéreo en Galicia -con sede en el aeropuerto de Lavacolla-, el avión "aún no estaba en aproximación". Volaba a unos 20 kilómetros de Peinador pero las mismas fuentes conceden gran relevancia a este dato al revelar la "elevada potencia" del puntero empleado, que en esta ocasión alcanzó unos 1.000 metros de altura.
Los estudios elaborados en España sobre esta práctica delictiva sostienen que el 96% se comete cuando las aeronaves abordan la fase más crítica del vuelo, durante la maniobra de aterrizaje. Es el momento que el aparato está más cerca de tierra, lo que permite a quienes manejan el puntero el "disparo" certero contra la cabina. Sin embargo, en el sindicato de pilotos Sepla disponen de registros de "ataques láser" con dispositivos de potencia superior a 500 milivatios, capaces de alcanzar una distancia todavía superior, de "varios kilómetros". "Y lo peor de todo", como reprocha el piloto gallego consultado, "es que está al alcance de cualquiera a precios de ganga".
La tripulación del vuelo del 20 de agosto no pudo ofrecer muchos más detalles sobre el impacto de la luz, más allá de su procedencia e intensidad, datos que notificó al citado centro de control, encargado de la observación radar del tráfico aéreo de los tres aeropuertos. Tan pronto como les avisó, los controladores que visualizaban en sus pantallas el avión -a punto de iniciar la maniobra de aproximación a la pista de Vigo- llamaron a la torre de Peinador, donde avisaron a su vez a la Guardia Civil. Pero como sucedió con las otras dos denuncias de pilotos deslumbrados por estas cegadoras luces, esta última investigación tampoco derivó en ningún castigo. "Es muy complicado dar con los autores a no ser que reincidan o haya testigos", explica un agente. Pero no imposible. En febrero de 2014, la denuncia del helicóptero del Servicio de Gardacostas de la Xunta Pesca I, cuyo piloto recibió un "fogonazo" de la luz láser al acudir a un aviso de rescate que resultó ser falso, sí que surtió efecto. Acabó imputado un vecino de Vilanova de Arousa de 29 años.
