Un madrileño de 66 años y que asegura ser hijo ilegítimo de un conocido empresario vigués (fallecido hace unos 15 años) presentará hoy una demanda civil en los juzgados de Instancia en Vigo para que se reconozca oficialmente la relación paterno-filial y reclamar la parte de la herencia millonaria que considera le corresponde, y que ascendería a un millón de euros, según informó ayer su abogado, el letrado sevillano Fernando Osuna, especializado en este tipo de reclamaciones. Esta no es la primera demanda de este tipo que presenta en Vigo, donde se tramita otra de tres hermanas de Alicante que reclaman una herencia de entre 3 y 4 millones de euros procedente de quien aseguran era su abuelo biológico.

El letrado solicitará la exhumación del fallecido para contrastar su ADN, con el de su cliente, que ha solicitado expresamente que no trascienda su identidad ni la de sus supuestos familiares vigueses pues "está dispuesto a llegar a un acuerdo extrajudicial" .

En la demanda se aporta documentación y fotografías para respaldar la historia de amor entre un empresario vigués viudo y una mujer casada, que en 1949 tuvieron un hijo en común. La relación extramatrimonial se prolongó varios años y aunque permaneció secreta para la familia del supuesto progenitor, éste ayudó económicamente a madre e hijo, facilitó a la mujer vivienda y un negocio (que puso a nombre de un tío para no levantar sospechas), y pagó los estudios del demandante. No solo eso, sino que se afirma que los visitaba con frecuencia y hasta su muerte sufragó todas sus necesidades, según consta en la demanda.

Para este proceso judicial, el demandante aporta pruebas como los resguardos de los giros postales que el empresario vigués envió a su madre durante años, fotos antiguas de padre e hijo y declaraciones juradas de testigos que confirman esa relación que era conocida entre los familiares maternos, entre otros documentos.

La relación sentimental entre el empresario, que era viudo y tenía varios hijos de su primera mujer, y la madre del demandante, que estaba casada, se inició en los años cuarenta pese a la gran diferencia de edad que había entre ambos, según se afirma en la demanda. Como en aquella época tales relaciones extramatrimoniales no estaban bien vistas, la llevaron en secreto.

El demandante, un ingeniero jubilado, expone que su progenitor biológico compró un piso en A Coruña, donde establecieron su residencia él y su madre. Hasta allí se desplazaba el empresario por temporadas, ya que residía en Vigo. Más tarde se trasladaron a otra ciudad de Galicia "para evitar los comentarios" y finalmente, según el demandante, su padre biológico compró un chalet en Madrid para que pasaran los veranos y le puso un nombre en alusión al menor. Una documentación que aportan como prueba de la relación paterno filial que mantuvieron hasta su muerte.

También se acompaña el documento privado de renuncia del padre legal, la correspondencia entre el empresario vigués y su madre y fotografías de los tres juntos.