El UM-15 será el centro de atención el próximo jueves en Silverstone. La escudería UVigo Motorsport, que representa a la Escuela de Ingeniería Industrial de la Universidad de Vigo, probará por primera vez el monoplaza que ha desarrollado durante dos largos años en la Formula Student, una competición estudiantil internacional. El coche no fue presentado al público hasta el pasado jueves, justo una semana antes de la primera competición. El equipo se ha mostrado celoso de su proyecto en todo momento, ya que el espionaje está a la orden del día y deben guardarse del centenar de universidades con las que rivalizan. A pesar de todo, el equipo accede a explicar algunas de las cualidades del vehículo.
"No queremos desvelar muchos detalles técnicos porque nos espían", asegura entre risas Gonzalo Ferreiro, portavoz del equipo estudiantil y uno de los 12 integrantes del equipo que viajarán a Silverstone, la primera parada del monoplaza. Los ojos del jurado escudriñarán su carrocería en busca de los fallos y aciertos del equipo, comprobarán sus reacciones de aceleración y frenado y cuánto es capaz de aguantar en una prueba larga.
Los estudiantes se muestran confiados y orgullosos de lo que han creado, pero en frente tendrán a universidades con mucha tradición en esta competición. Algunas son internacionales, como la británica Bath o la alemana Stuttgart; otras nacionales, como la Politécnica de Madrid o la de Vizcaya, que este año compite en la categoría de coche eléctrico. "Son muchas universidades y ellas también esconden mucho. No sabemos cuánto han mejorado de un año para otro", confiesa Ferreiro.
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Los verdaderos puntos clave del monoplaza permanecerán en secreto hasta que Ferreiro presente el proyecto al completo delante del jurado de Silverstone. Volverá a hacerlo en Hockenheim (Alemania) y Montmeló. Pero algunas de sus características saltan a la vista. Como la diferencia de ejes delantero y trasero o la distinta superficie de las ruedas. Ferreiro acepta explicar este punto: "Llevan ángulos diferentes para que, cuando gires, la rueda tenga más agarre". Carrocería de fibra de carbono para aligerar los más de 200 kilos de peso del coche, una suspensión calibrada al milímetro, chasis de acero tubular -más resistente que la fibra de carbono para soportar más carga- y cambio de marchas electrónico por levas. Estas son algunas de las características del vehículo que funciona con un motor de 550 centímetros cúbicos -el motor de una motocicleta- y que alcanza los 130 kilómetro hora.
La Universidad de Vigo se estrena en esta cita, por lo que pueden ser la sorpresa del encuentro. "Al no conocernos no saben a qué altura estamos", apunta Ferreiro. En la práctica, ni siquiera ellos conocen los límites del monoplaza ya que hasta ahora solo lo han probado en el aparcamiento de la escuela. "Lo óptimo sería llevarlo a un circuito, pero trasladarlo es muy costoso y no tenemos tiempo". Además, las pruebas exigen ajustes continuos de reglaje por lo que se conforman con tenerlo cerca de la escuela.
Para que el UM-15 llegue sin problemas hasta los circuitos de competición, uno de los patrocinadores será el encargado de transportarlo. Un vez allí, cinco alumnos escogidos entre los propios componentes del equipo pilotarán el vehículo. Así lo exige la organización del evento para garantizar que prima la ingeniería del coche y no la destreza de los pilotos. Todos esperan pasar por el volante al cabo de las tres pruebas. En esta ocasión no le ha tocado a Ferreiro, pero no descarta tener más suerte la próxima vez: "Cualquiera querría pilotar nuestro coche".
