Descalabro del Bloque Nacionalista Galego en Vigo al quedarse sin representación en el Concello, algo que no sucedía desde las elecciones de 1987, cinco años después de su constitución y cuando lograron 2.250 votos. A partir de ahí, el BNG comenzó a crecer hasta alcanzar la Alcaldía en 1999 con Lois Pérez Castrillo y su tope de votos, en 2003, con 39.387 sufragios.

Las cifras hablan por sí solas y en el día de ayer fueron cerca de 7.000 vigueses los que respaldaron la candidatura encabezada por Serafín Otero, que tratando de mantener la compostura, sin borrar su sonrisa de la cara, asumió un resultado "malo" pasadas las 22.30 horas, cuando se habían escrutado el 98,66% de los votos, arropado por su equipo y varios militantes y simpatizantes -entre ellos Lois Pérez Castrillo, Olaia Fernández Davila o Santiago Domínguez- que trataban de capear el temporal de la mejor manera posible, aunque las caras largas y la resignación eran la tónica en la sede nacionalista, donde amenazó con aflorar también alguna lágrima.

Serafín Otero agradece a su equipo el apoyo tras la debacle electoral. // Adrián Irago

"El resultado es evidente y totamos nota. Después de mucho tiempo y trabajo en la ciudad, nos quedamos sin representación. Tendremos que hacer una reflexión en el sentido de tomar nota del mensaje que la ciudadanía nos manda con este resultado. Dije que si bajábamos de tres concejales, iba a reconocer que el resultado era malo, nos quedamos sin representación, con lo cual hay que asumirlo", destacó Otero.

A continuación, el cabeza de lista del BNG agradeció el trabajo de la militancia y de los simpatizantes durante la campaña, una labor que, en su opinión, el partido tiene que aprovechar en el futuro porque el "BNG no acaba hoy en Vigo, sino que seguiremos siendo oposición".

En este sentido, Otero aseguró que quiere formar parte del proceso. "Mañana -hoy para el lector- estaré a primera hora en la sede y así continuaré, tenemos mucho camino todavía por andar", indicó.

Defendió la labor de oposición que, a partir de ahora, le espera "en la calle" al BNG. "El nacionalismo seguirá vivo en Vigo porque tenemos 7.000 vigueses que confiaron en nosotros, que lo siguen haciendo y esperamos no defraudarles. Seguramente no seremos tan protagonistas en el concello como institución pero en la ciudad lo seguiremos siendo", concluyó Otero, que terminó su intervención recibiendo sonoros aplausos de sus compañeros, a los que fue abrazando uno a uno intentando mantener el tipo.