La desactivación del sistema antiniebla condena a Peinador a vivir una de las peores semanas de su historia. El mecanismo lleva desde el martes desconectado a causa de unas obras necesarias para adaptarlo a la normativa europea de seguridad y al día siguiente, coincidiendo con la entrada de la borrasca, ya fueron desviados doce aviones a Santiago. Pero la jornada de ayer fue más caótica. El aeropuerto operó solo un avión, el primero de la mañana a Madrid. Con la pista cercada por densos bancos de niebla y nubes bajas, a partir de esa hora ningún comandante se atrevió a aterrizar por la escasa visibilidad, ni siquiera a intentarlo. Cerca de 2.000 viajeros acabaron afectados por la cancelación de la salida o llegada de sus vuelos, 17 en total. Entre la desesperación y la resignación, algunos esperaron hasta cinco horas a embarcar en uno de los autobuses fletados por las aerolíneas para trasladarlos a Lavacolla, una flota de autocares que también se vio superada por tanta demanda.

Los trabajadores del aeropuerto no recuerdan que las condiciones meteorológicas provocaran una incidencia como la registrado ayer. "Ni antes de que se instalase el nuevo antiniebla, el ILS II/III, ni después. No estamos cerrados al tráfico pero como si lo estuviéramos", constataba un veterano que aprovechaba para llamar la atención sobre la actitud de los pasajeros: "No me explico cómo no hay aquí un motín". Exageraba aunque servía para describir el ambiente que reinaba en Peinador. Los afectados se agolpaban en las oficinas de Iberia Express y de Air Europa, por ejemplo, quejándose y para presentar reclamaciones formales; en los corrillos criticaban a viva voz a Aena por elegir "el peor momento", por la festividad del puente del 1 de mayo, para desactivar el antiniebla. Sin embargo, su reacción no fue más allá de la protesta razonada, de la indignación por las fatales consecuencias para ese viaje vacacional programado desde hace meses, para esa nieta recién nacida que le estaría aguardando en los brazos de su hija en Bruselas o para el grupo de amigos con los que habían planificado volar juntos de Madrid a Milán. Parecía como si, además de aceptarlos, interiorizasen los argumentos que ofrecían las compañías sobre el motivo de la cancelación de sus vuelos. "¡Qué se le va hacer; es por seguridad!", decía convencida la cambadesa Pilar Piñeiro, mientras de fondo se escuchaba al encargado de Iberia exculpando a su empresa de que no pudiera aterrizar en Vigo. "La compañía no es responsable de que no funcione el sistema antiniebla. En todo caso, tranquilícese señora que nos encargaremos de que viaje hoy por Santiago", insistía a una pasajera.

Pasada la una de la tarde ya todos los afectados descartaban la posibilidad de volar desde Peinador. En algunos casos, como en el de la joven pareja de Vilagarcía, Carlos y María Canabal, tras llevar desde las 8.30 horas esperando por su avión a Madrid, lo único que les importaba era tener sitio en el bus a Santiago. "Ya debería estar en Granada", declaraba María en relación el destino final de su viaje.

A última hora de la tarde, Aena confirmaba oficialmente la relación de frecuencias suspendidas: "Seis de Madrid, una de Barcelona y otra de París", lo que se tradujo en 16 los vuelos desviados, todos a Santiago, y pertenecientes a las compañías Air Europa, Iberia Express, Vueling y Air France. "Solo salió el primer avión de la mañana con destino Madrid", apostillaba la portavoz aeroportuaria en Galicia. Pero a las 23.45 horas se produjo otro desvío, el del último avión del día, elevando el total a 17.

Para sorpresa de las personas que deambulaban por las instalaciones de la terminal, todos estos vuelos figuraban en los letreros electrónicos de Peinador como "Retrasados". Juan Ventura, de A Illa de Arousa, no fue el único que leía perplejo las indicaciones de los monitores. "Debía poner cancelado, porque retrasado no hay ninguno", sentenciaba. Él y su compañera, Luisa Domínguez, tenían todos los billetes contratados que incluían salida de Vigo, conexión en Barajas hacia Miami para desde allí, al cabo de unos días, partir rumbo a Nueva York. "Debíamos embarcar en el avión de Miami a las 16.30 horas y ni de coña llegamos. Y hasta mañana [por hoy] no tenemos posibilidad de volar", apuntaba Juan. "Nos vamos de vacaciones, pero los días pasan volando", reprochaba Luisa. Ambos se maldecían por haber elegido la salida desde Vigo, "cuando estamos a la misma distancia de Lavacolla", poniendo así el acento en el impacto que tendrá para la imagen de Peinador lo sucedido estos días.

Pilar Piñeiro y Alejandro, el matrimonio de Cambados, veía hacia la pista cegada por la niebla, preguntándose cuántos aviones acabarían desviándose durante los próximos días ante la persistencia del mal tiempo. "Es la primera vez en mi vida que voy a coger una avión. Y menuda experiencia", confesaba la mujer, apenada más que por la faena sufrida en este su primer vuelo, por la hija que le esperaba en Bruselas con su nieta de nueve meses.

Cuando hay tanta gente afectada por un mismo problema la sensación de impotencia acaba contagiándose a a todos. "Me lo acaban de decir: aquí ya no entra hoy ningún avión", informaba rotunda la hija del matrimonio de Bueu formado por Marina y Victorio Gutiérrez. "Debíamos estar a las diez de la mañana en Barajas para volar con mis cuñados hacia Milán", comentaba ella. Esta pareja mataba el tiempo como el resto, caminando de un lado a otro, en la cafetería, estirados en los sillones, medio dormidos del sueño o de aburrimiento; entreteniéndose con los móviles y tabletas. Vacaciones rotas, encuentros familiares retrasados y contratos "incumplidos" como el firmado con la Xunta por los artistas vigueses Bruxo Queimán y Andrea Pousa. Anoche tendrían que actuar en Núremberg (Alemania) y no podrán volar hacia allí hasta hoy. Un amigo que les acompaña protestó a pie de bus: "¿Por qué no esperaron a julio para desconectar el dichoso antiniebla?".