Siete semanas de convivencia, siete proyectos de emprendimiento en marcha. El pasado viernes, el Innovation Start Up Vigo Camp, una especie de "Gran Hermano" para emprendedores en el que participaron quince recién titulados menores de treinta años, llegó a su fin. Personas de diferente ámbito profesional, con diversas inquietudes y formación se juntaron después de un proceso de selección entre más de 60 solicitudes para convivir durante cerca de dos meses 24 horas al día, al estar alojados todos -varios de ellos llegados desde fuera de Galicia- en un hotel de Nigrán.
La iniciativa, impulsada por Zona Franca, Cámara de Comercio y Fundación Incyde, contó con la colaboración de fondos europeos y buscaba potenciar la vía del emprendimiento. El resultado ha sido de lo más satisfactorio, con siete proyectos que ya se han comenzado a desarrollar y que buscarán convertirse en una realidad palpable y viable en los próximos meses.
En el duro proceso que han vivido los quince titulados han contado con la inestimable ayuda de sus mentores Juan Cabrera, Humberto Ramil y Manolo Vidal, que han guiado sus pasos desde el 12 de enero -la fecha de inicio- y el 27 de febrero. El centro neurálgico de las actividades ha sido Porto do Molle, aunque los participantes en este campamento han enriquecido la experiencia con numerosas salidas a PSA Citroën Vigo, la fábrica de Inditex, el centro tecnológico AIMEN, la Escuela de Negocios Afundación y la Fundación Juana de Vega en Oleiros, además de participar en la quinta edición del Lacon Network, conocer el Crowdworking Gaias, o conocer el programa de la aceleradora de empresas y emprendedores ViaVigo.
La diferencia en los perfiles de los participantes permitió también encontrar una mezcla perfecta para juntar las fortalezas de cada uno. Prueba de ello la diferencia entre los proyectos resultantes: una web para contactar entre dueños de mascotas, una estructura para cargar móviles u ordenadores en plena calle, un festival de cine, una herramienta para conocerse mejor a uno mismo, un modelo de rehabilitación neuropsicológico, clases de inglés y una consultoría. Todos, salvo uno, han sido desarrollados en grupos de dos, tres o cuatro personas, lo que demuestra también el gran ambiente que se respiró durante toda la convivencia.
En el proceso han podido contar con medios técnicos, tecnológicos y personales de alto nivel, que les han guiado para desarrollar el plan de negocio de sus respectivos proyectos. Ahora, tras la agridulce despedida, llega el momento de "volar solos" y buscar alternativas para hacer realidad el sueño en el que han trabajo duramente durante prácticamente dos meses sin parar, un esfuerzo que no se les ha hecho duro, sino todo lo contrario.
"La experiencia ha sido genial, nos volveríamos a apuntar todos seguro si sale otra convocatoria, es magnífico", apunta Manuel Antonio Juncal; "pasó el tiempo volando, estaba todo muy bien organizado", coincide Adrián Fernández, al igual que la compañera Rocío Romero: "Ha sido duro pero fructífero, se han portado todos muy bien y nos ayudaron mucho".
Durante esta enriquecedora convivencia, los "alumnos" han ido recabando también en un blog, en redes sociales como twitter o facebook y en youtube sus experiencias y los buenos y malos momentos. Una experiencia pionera que da sus frutos y que permite a estos jóvenes labrarse una oportunidad en un mercado laboral complicado y repleto de competencia. Todos han quedado muy agradecidos por esta oportunidad que confían en que se repita en próximas ediciones. Ellos han demostrado que vale la pena.
