El tranvía revive sobre el papel de la mano del Instituto de Estudios Vigueses (IEV). El historiador Antonio Giráldez Lomba y el ilustrador Evaristo Pereira acaban de publicar el libro Los tranvías de Vigo en el recuerdo, una obra que repasa la historia del servicio desde que inició sus pruebas, el 28 de mayo de 1914, hasta que fue sustituido por los modernos autocares el 31 de diciembre de 1968, justo con las campanadas de año nuevo.

El volumen ahonda en las rutas que el tranvía cubría en Vigo, pero también las que enlazaban el casco urbano con otras villas, como O Porriño o Baiona. En un artículo publicado en FARO DE VIGO el pasado 1 de junio -coincidiendo con el centenario de la puesta en marcha del servicio-, Giráldez Lomba resaltaba la importancia de esa malla de enlaces para cohesionar la comarca. "Los tranvías tuvieron una influencia indiscutible en los alrededores de Vigo, en eso que hoy llamamos el 'área metropolitana'", apuntaba el investigador.

Los coches y rieles del tranvía imprimieron también una huella crucial en la economía y la sociedad viguesa. "Enlazaron entre sí los barrios y parroquias de la ciudad y dieron posibilidades para la instalación de industrias al facilitar el traslado de los obreros" -concluye García Lomba- "Además también modelaron los enlaces de la ciudad con el extrarradio".

En el nuevo libro del Estudios Vigueses ese peso histórico de primera magnitud no solo se refleja en crónicas de episodios e hitos. Los diseños de Evaristo Pereira -autor de otro volumen ilustrado publicado en 2013 por el IEV: Sempre Benéfica cidade de Vigo- recrean escenas y costumbres vinculadas a las líneas. De su pincel brotan convoyes con todo lujo de detalles o los trajes que lucían los conductores y revisores de la compañía operadora. Los dibujos de Pereira condensan los detalles recogidos en las instantáneas de la época.

El tranvía rodó por primera vez en Vigo el 28 de mayo de 1914, todavía en pruebas. Sus dos automotores se toparon a su paso a una ciudad expectante, que los recibía con bombas de palenque, vítores y aplausos. Según recoge la hemeroteca, la escena se repetía poco después -también en pruebas- el 2 de junio. Su estreno oficial llegaba meses más tarde, el 9 de agosto. "Cuando todo el mundo vivía en plena psicosis por temerse el estallido, de un momento a otro, de la 'Gran Guerra' , para nuestros conciudadanos la inauguración del servicio de tranvías era una fiesta", explicaba Giráldez Lomba en el artículo publicado en FARO DE VIGO.

Vigo escuchó por última vez el sonido de los tranvías la Nochevieja de 1968. "Poco antes de que sonaran las doce campanadas que anunciaban el nuevo año de 1969, los tranvías de Vigo fueron llegando uno a uno, cansinamente, a la estación de A Florida", recuerda el historiador de Estudios Vigueses.