Un autobús de la empresa Monbús sembró el pánico ayer por la mañana en Gran Vía, cerca del cruce con la rúa Gerona, después de que su conductor, que responde a las iniciales D.B.F. y tiene 49 años, sufriera un desmayo mientras conducía hacia Praza de América con 50 pasajeros a bordo -asturianos, cántabros y vascos en su mayoría- que estaban de vacaciones en Vigo.

Afortunadamente, no se tuvieron que lamentar graves consecuencias personales. Cinco personas, incluido el chófer, resultaron heridas de carácter leve, aunque solo el conductor seguía ayer ingresado en el Hospital de Povisa, recibiendo el resto el alta. Sí se tuvieron que lamentar cuantiosos daños materiales, con el destrozo de buena parte del mobiliario urbano que se cruzó en su camino e importantes perjuicios en dos vehículos que también estaban en su trayectoria y que frenaron su inercia.

El suceso ocurrió sobre las 11.00 horas y causó un importante revuelo en la zona. El conductor del autocar perdió la conciencia, confirmando posteriormente no recordar nada desde instantes antes del accidente hasta cinco o diez minutos después. Fue trasladado hasta Povisa, donde se le realizaron todo tipo de pruebas físicas y neurológicas para conocer su estado y la causa de la indisposición, descartando que se haya debido a un infarto. El hombre está consciente y fuera de peligro.

Al perder el control, el autobús se salió de la calzada y comenzó a impactar contra el mobiliario urbano que aparecía a su paso, arrollando farolas, señales, papeleras, macetas o contenedores, uno de los cuales terminó por impactar levemente sobre un peatón que estaba en la acera, golpeándole en el pecho sin importantes consecuencias. Las personas que se encontraban en ese momento en la acera comenzaron a escuchar un ruido inusual y rápidamente se dieron cuenta de que el autobús estaba sin control, por lo que corrieron a esconderse dentro de varios locales.

Según testigos del suceso, varios pasajeros intentaron reanimar al conductor aunque sin éxito, ya que el autocar terminó impactando contra dos turismos que estaban detenidos antes del paso de cebra que está enfrente del instituto San Tomé, donde el bus quedó parado ligeramente subido a la acera con importantes destrozos en su parte delantera. Testigos consultados destacaron que "fue un auténtico milagro" que no sucediese algo más grave, al ser un momento del día de bastante tránsito por la zona y con el semáforo en verde para los peatones.

Rápidamente, fueron alertados los servicios de emergencias por los testigos del accidente, presentándose en el lugar de los hechos cuatro ambulancias y personal sanitario del 061, varios efectivos de la Policía Local, con su jefe Francisco Martínez a la cabeza; de Protección Civil, de los Bomberos y de los servicios de reparación y limpieza del Concello. Acudió también el concejal de Seguridad, Mobilidad y Gestión Municipal, Carlos López Font.

El incidente obligó a acordonar la zona y a cortar un carril en sentido descendente durante más de una hora, provocando importantes retenciones en Gran Vía. Alrededor de las 13.30 horas, se conseguía retirar el autobus sin necesidad de que fuera remolcado, volviendo poco a poco todo a la normalidad.

Antes, los pasajeros ilesos del autocar, que venían de realizar una ruta por O Castro y A Guía, fueron recolocados tras el susto en otro vehículo de la compañía Monbús rápidamente, retomando su visita turística por la ciudad.