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Fue noticia en 1979

Épica en As Travesas

El Celta femenino gana al Clermont Ferrand francés en un memorable partido de la Copa de Europa

La céltica Marisol Paíno intenta evitar un pase de una jugadora francesa durante el histórico partido. // FdV

Era el 22 de noviembre de 1979 -se cumplen ahora 35 años- cuando diez chicas que jugaban en el Celta de baloncesto femenino derrotaron por 68-54 al Clermont Ferrand francés. No fue un partido cualquiera. Ese grupo de jugadoras participaba en la Copa de Europa, la máxima competición continental, y lograron doblegar a uno de los equipos más poderosos. "Antes del partido éramos las víctimas. Nadie apostaba un duro por nosotras. Y al final nos convertimos en unas héroes", recuerda Susana García, la mejor jugadora de aquel inolvidable duelo deportivo que llenó el pabellón de As Travesas. Fue una de las grandes gestas de un equipo legendario, cargado de historia. También el descubrimiento definitivo de un grupo con especial carisma. Eran los octavos de final. El Celta perdió el partido de vuelta por 68-51. Se quedó a tres puntos de escribir otra brillante página de su historia. Pero había demostrado que podía competir en igualdad de condiciones con los 'grandes'.

Las viguesas "vivían un sueño", tal como recuerda Susana García. Dos años antes habían sido subcampeonas de liga y eso les daba derecho a participar en la Copa Lilliana Ronchetti (la segunda en importancia a nivel europeo). No les fue bien. Pero en la temporada 1977-78 conquistaron el título nacional. Lo lograron ganando al Íntima de Barcelona, que por aquella época era el equipo que dominada el baloncesto femenino, al ganarle por un punto de diferencia en el partido decisivo disputado en Vigo. María Planas era la entrenadora del equipo catalán y también seleccionadora española. No quiso perderse el duelo ante las francesas y se desplazó a Vigo consciente de la importancia del partido.

El Celta se encontró con la Copa de Europa. Pasó las dos primeras eliminatorias. Y en su camino se cruzó el Clermont Ferrand, que había sido subcampeón de esta competición varias veces. Era el favorito a ganarla en esa temporada. El partido de ida se disputó en Vigo.

El equipo dirigido por Paco Martínez, otro histórico entrenador del baloncesto vigués, fue superior a su rival. El 68-54 así lo demuesta. Y eso que en los primeros minutos fueron las francesas las que se pusieron por delante en el marcador. Pero las locales ya ganaban en el descanso por 38-31.

Para la historia quedarán las estadísticas: Rubí (6 puntos), Calvet (10), Araújo, Ángeles González (6) y Marisol Paino (20) y Susana García (26). También participaron Pepa Alvet, Cayetana, Paula Crespo y Dori. El Celta no tenía extranjeras. Entre las francesas figuraba la americana Wayment, que anotó 20. Y también se debe destacar el lleno que registró el pabellón de As Travesas, con un público que al final del encuentro festejó durante muchos minutos el triunfo con las jugadoras en la pista.La fiesta fue enorme también fuera del recinto deportivo.

El duelo tuvo varias claves. Susana García desvela que "sabíamos que éramos inferiores en muchas cosas. El pronóstico antes del partido era claro. Ellas ganarían. Pero Paco Martínez, nuestro entrenador, ordenó un cambio defensivo. Nos pusimos en zona y ellas se atascaron. Poco a poco se desesperaban y nosotras nos sentíamos más seguras".

Susana García, que años después fue entrenadora del Celta, fue la mejor jugadora de aquel partido y también la máxima anotadora. "Fue un encuentro que tengo muy grabado en la memoria. Recuerdo que en Francia pusieron que fui yo la que provocó su derrota", dice. Además, la base del conjunto vigués era una de las de menor estatura de toda la plantilla.

En el Celta también destacaba Marisol Paino y un grupo de jóvenes jugadoras que estaban comenzando su andadura en el equipo. Susana García destaca que "éramos una piña. Sin fisuras. Nuestro compromiso era total. Se juntaba todo, desde la veteranía hasta la juventud. Esa fue una de las claves".

La entidad viguesa vivió un punto de inflexión en este partido. Fue la confirmación de su enorme potencial. "Fue una generación que impulsó el baloncesto femenino de manera definitiva. Después llegaron otras etapas de triunfos muy importantes", recuerda Susana García. El Celta volvería a jugar la Copa de Europa en el año 2000. Pero eso ya es otra historia.

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