Las infecciones bacterianas que la madre transmite su bebé durante el parto o en el propio vientre y las que el recién nacido -sobre todo en el caso de prematuros- contrae en una prolongada hospitalización, pueden ocasionar graves secuelas o, incluso, la muerte. El problema a la hora de tratarlas es que son difíciles de diagnosticar y el tiempo corre en contra. Los síntomas son mucho más sutiles que en los adultos y, cuando se perciben, suele ser demasiado tarde. Los profesionales utilizan las analíticas tradicionales para detectar algún parámetro irregular. Sin embargo, son marcadores inespecíficos que, en ocasiones, les llevan a medicar e ingresar a bebés que no lo necesitan. La sección de Neonatología del servicio de Pediatría del Chuvi acaba de recibir una beca de la Sociedad Gallega de Pediatría para comprobar si los niveles en sangre de una proteína -la apolipoproteína E- pueden diagnosticar de forma precoz y fiable estas infecciones.

Esta investigación -"Evaluación de la apolipoproteína E como nuevo marcador de la sepsis neonatal- está liderada por la pediatra María Luisa González Durán y en ella participan todos los facultativos de la unidad de neonatos -6, en total-. Con los 4.000 euros con los que está dotada la beca podrán adquirir los kits que necesitan para comparar estos indicadores en 200 bebés con sospecha de infección.

La doctora González Durán explica que esta hipótesis se ha probado a nivel experimental -animales- con resultados "prometedores", en países como Japón. También la han probado con pacientes, pero con la población pediátrica en general. "En los recién nacidos a términos y prematuros, donde los síntomas son más sutiles, aún no se ha comprobado su eficacia", cuenta.

El Chuvi es el complejo gallego donde se atienden más partos. Las infecciones contraídas en el ingreso hospitalario -nosocomiales- afectan a una cuarta parte de los prematuros, un porcentaje mejor que el de la media nacional. Las transmitidas de madre a hijo son menos frecuentes. Cuanto más prematuro, más riesgo corre de fallecer o de sufrir secuelas neurológicas y respiratorias. Les sucede a alrededor de cinco al año, "y otros se quedan al límite".

De confirmarse la hipótesis en neonatos, con una simple analítica de sangre se obtendría un diagnóstico fiable en "poco tiempo". "Obtenerlo unas horas antes, de forma precoz, le puede salvar la vida", destaca la pediatra. Además de evitar fallecimientos y secuelas, también eliminaría el "sobretratamiento" y el ingreso de bebés que no lo necesitan y que podrían estar con sus madres.