Las intensas lluvias volvieron a poner ayer en alerta a la ciudad y obligaron a Policía Local, bomberos y Protección Civil a realizar más de medio centenar de intervenciones. La mayoría fueron por levantamiento de tapas de alcantarilla, pequeñas inundaciones en calles o caída de ramas, árboles y alguna teja. Según Meteogalicia, ayer se registraron más de 38 litros por metro cuadrado, la mayor intensidad fue entere la una y las tres de la tarde, cuando se recogieron 14,6 l/m2.

El Concello, en previsión de que se pudieran producir nuevas inundaciones como las ocurridas el pasado 16 de octubre con la ciclogénesis explosiva Margit, desplegó un dispositivo especial. Además, extremó las precauciones en zonas conflictivas como Balaídos, donde desde primera hora de la mañana prohibió el aparcamiento de coches por si se volvía a desbordar el río. Y así fue, aunque con menos fuerza que en el último temporal. El agua llegó a un carril de la calle Olímpicos y tuvo que ser cortado. El tráfico se mantuvo por el otro. El Lagares se desbordó de nuevo también a la altura del parque de Castrelos. La marea alta coincidió esta vez a las doce del mediodía, casi dos horas antes de que se produjera el mayor diluvio. Hubo importantes balsas de agua tanto en Julián Estévez como en el entorno de Beiramar.

Las intensas lluvias desencadenaron varios accidentes de tráfico. Entre ellos el de un vehículo en Santa Marina que introdujo una rueda en el agujero de una alcantarilla que había saltado, rompió el cárter y se produjo un reguero de aceite de más de 40 metros hasta Ramón Nieto que obligó a intervenir a Policía Local y servicios de limpieza.

El viento también azotó con fuerza. La racha máxima que registró Meteogalicia en la estación del puerto superó los 81 km/h. Cayeron multitud de ramas y árboles. Uno de ellos se desplomó sobre un coche aparcado en la calle Teixuguerias en el barrio de Navia provocándole destrozos. Otro, en A Balsa (Matamá) cayó sobre el tendido eléctrico y obligó a intervenir a Protección Civil, que acudió a cortarlo, y a los operarios de Fenosa.

Peinador y transporte de ría

El aeropuerto también sufrió las inclemencias del temporal. Casi 100 viajeros de un vuelo de Iberia Express que procedía de Madrid acabaron aterrizando en Oporto con varias horas de retraso tras intentar aterrizar el comandante en Peinador y abortar la maniobra por el mal tiempo. Los viajeros fueron trasladados a Vigo en autobús. Y los que tenían que salir de la ciudad olívica, más de un centenar, fueron muy poco a poco siendo recolocados en otros vuelos, incluso de días posteriores.

El transporte de ría también se tuvo que suspender por el mal tiempo en el mar. Afectó a pocos barcos, ya que el corte se produjo durante menos de una hora desde las tres y cuarto de la tarde.