Marcadamente de izquierdas, un grupo interclasista, muchos empobrecidos a causa de la crisis, una población relativamente joven, desencantados con la actividad política (en especial por la corrupción) que les empuja al abstencionismo, críticos con el sistema (encarnado en el bipartidismo PP-PSOE, que tildan de casta), incluso antisistema, aborrecedores del modelo económico liberal (que identifican con el capitalismo y los recortes, y personifican en la canciller Merkel y la troika), una concepción de la política idealista, naif... Éste es, grosso modo, el caladero de votantes que, en principio, cinco formaciones políticas aspiran a explotar.

Una formación histórica (BNG), otra en fase de traumática consolidación (AGE) y tres más incipientes (Podemos, Ganemos y Marea) se plantean concurrir en mayo de 2015 en busca de unos apoyos casi idénticos. Más allá de la naturaleza nacionalista del Bloque y Anova (una parte de AGE), los electores pueden llegar a tener problemas para identificar las diferencias entre unos y otros. Porque tras la espectacular irrupción de Podemos de la mano de Pablo Iglesias en el panorama político nacional, todas estas formaciones -las que ya existían y las emergentes- manejan un discurso que en aspectos centrales es coincidente. Existe un sorprendente fenómeno de mímesis en estos grupos de izquierda que lucharán por buscar un hueco -o algo más que eso- en la próxima corporación que hoy está dirigida, paradójicamente, por el socialista que más concejales ha obtenido en la ciudad en décadas: Abel Caballero.

O sea, cinco grupos de izquierdas para desbancar a un alcalde de izquierdas que, como contrapartida, sí parece haber conseguido dar un bocado al electorado más moderado, votante del PP pero con capacidad de cambio. Aferrado a esta idea de fratricidio político, el PP vigués sueña con recuperar una alcaldía de la que, según las encuestas que manejan los grandes partidos, hoy estaría mucho más lejos que hace tres años.

A ocho meses de la cita con las urnas, la situación de este frente de izquierdas se debate entre la incertidumbre, la crisis interna y su afán por perfilar una identidad propia. El riesgo que se cierne sobre él es que lejos de cosechar un crecimiento, en realidad se produzca un trasvase de votos, una mayor fragmentación y en consecuencia un menor peso institucional. ¿Demasiados barcos faenando en el mismo caladero? Así está la situación hoy.

| BNG. Aunque en teoría sería el que en mejor posición se encuentra -pues parte con la ventaja de poseer tres concejales-, la realidad testaruda de las últimas convocatorias electorales indica que en estos momentos es la fuerza política más debilitada. Si en las elecciones autonómicas de 2012, AGE le dobló en votos, en las pasadas europeas, Podemos les pasó por encima (13.500 sufragios frente a 7.340). El Bloque sigue en caída libre y ahora se trata de saber si es capaz de remontar el vuelo. Y su protagonismo en la vida municipal ha ido menguando. Tras el nuevo clima de sintonía de PSOE y PP en asuntos capitales para la ciudad, de los que los nacionalistas se han desmarcado sistemáticamente, su influencia es hoy mínima.

La decapitación de dos portavoces municipales -Santiago Domínguez y Iolanda Veloso no repertirán- en una legislatura es el mejor indicador del gravísimo problema que tienen. La presumible designación de Serafín Otero, un dirigente de la CIG, como próximo candidato tampoco parece la mejor señal para exteriorizar su público deseo de abrirse a la sociedad. Además, si su situación ya era delicada con la irrupción de AGE, las presencias de Podemos, Ganemos o Marea podrían rebañarle apoyos. Aún más.Una nueva sangría de votos dejaría a una formación histórica que llegó a gobernar la mayor ciudad de Galicia, con Lois Pérez Castrillo al frente, al borde de la desaparición o de su refundación.

| AGE. Este es un caso curioso de partido que puede fenecer de éxito. Su debut fue espectacular. Con Beiras como estandarte, barrió al Bloque en el Parlamento gallego y se constituyó en el referente nacionalista. Sin embargo, tres años después, la coalición -Anova más Esquerda Unida y Equo- presenta algo más que grietas. Quizá con una visión demasiado centralista, focalizando sus esfuerzos a Santiago de Compostela, la formación no ha consolidado su mensaje y su protagonismo en la ciudad. Esa bicefalia -anovistas y esquerdistas- tampoco contribuye a atraer la mirada del elector, que mantiene como referente a Beiras. La delicada salud del histórico nacionalista, que ha reducido su protagonismo público, es otro hándicap no menor.

A todo ello se suma una fractura interna en Anova de consecuencias imprevisibles. Las diferencias traspasan lo ideológico y llegan al ámbito de las descalificaciones personales. La fuga de militantes es innegable y la Frente Popular Galega (FPG) ha ocupado prácticamente todo el espacio. Lejos de cohesionar el proyecto, hoy está quebrado.

El estado de confusión es tal en AGE que no sólo no tiene candidato, sino que hay serias dudas de si repetirá la misma coalición en Vigo con la que concurrió a las autonómicas en 2012, o si en su tique electoral también irán de la mano con otros movimientos, por ejemplo, Podemos o Marea. Todo un enigma.

| Podemos. Después del éxito electoral en las europeas, la formación de Pablo Iglesias está a un paso de renunciar a participar en los 8.000 municipios de España. "Sería un ejercicio de arrogancia", justificó su líder, consciente de que su formación no cuenta ni con la estructura orgánica ni siquiera con un programa orientado a las particularidades del escenario municipal. En resumen, el partido está tierno, demasiado verde, y el temor a un fiasco es evidente. Este anuncio ha sido recibido con indisimulada frustración por su hinchada local, convencida de que los 13.500 votos cosechados en Vigo es el mejor aval para conformar una lista. Sin embargo, detrás de ese éxito incontestable hay otra realidad: Podemos Vigo es hoy más un estado de ánimo, de opinión en boca de un grupo -cuyo número se desconoce- de personas que se relacionan, interactúan y vinculan a través de las redes sociales, que un partido articulado, jerarquizado y con un mensaje claro. Sus reuniones en una cafetería de Vigo -con un centenar de personas- y el contenido de las intervenciones y los mensajes que ahí se pueden escuchar ratifican que la formación de Pablo Iglesias precisa de un periodo de maduración.

Aunque todo apunta a que la decisión final sobre su no concurrencia, salvo casos excepcionales, a los comicios municipales ya está tomada, oficialmente habrá que esperar al mes de octubre. La pregunta es: si Podemos no se presenta ¿adónde irán sus votos?

| Marea. Otra plataforma ciudadana recién creada que busca el mismo electorado que Podemos. Articulada también a través de asambleas abiertas -la denominación que se ha puesto de moda-, aspira a poner en marcha "un proceso capaz de articular una alternativa municipal unitaria frente a los partidos del régimen". De inspiración radical -apuestan por una "izquierda rupturista-, este nuevo fenómeno nace con el apoyo intelectual de personalidades de la cultura gallega como Xosé Luis Méndez Ferrín, Manuel Rivas, Álvarez Cáccamo, Huete o Antón Patiño. En su acto de constitución se pudieron ver a dirigentes de Esquerda Unida y Anova entre los asistentes. La incógnita es si acudieron como simples oyentes o a tomar nota y establecer puentes con vistas a una futura gran alianza.

Marea defiende constituir una gran plataforma ciudadana, en la que tengan cabida no solo personas -militantes de otros partidos o sin adscripción oficial-, sino asociaciones, colectivos y movimientos ciudadanos. Su propósito es "acabar con un modelo inservible" de hacer política y, en el caso de la ciudad, denuncian que "Vigo está en un proceso de frustrante decadencia".

Marea no oculta su intención de configurar una lista con la que presentarse a las elecciones de mayo, pero, de momento, no hay una concreción de que con qué programa. Más allá de principios generales y objetivos universales, hasta ahora se mueven con más comodidad en el terreno de las consignas. Marea Vigo no es un movimiento local. En Pontevedra, Ourense y A Coruña también se han creado plataformas similares.

Sin pasado y con un presente tan corto, propio casi de un nasciturus político, las expectativas de Marea son una incógnita que solo las urnas desvelarán.

| Gañemos. La versión olívica del Guanyem que promueve Ada Colau, quien se dio a conocer como portavoz de las Plataformas Antidesahucios y sus polémicos escraches. Su mensaje gira en torno a la democratización de las instituciones políticas, conseguir una vida digna para los ciudadanos, garantizando los servicios básicos. "Justicia social y ambiental", resumió en su bautismo en Barcelona ante 1.500 personas. Al igual que Podemos y Marea, Gañemos aspira a crear un bloque de una amplia base social, "mucho más que una suma de formaciones políticas". Apuntan a los barrios como herramientas claves para movilizar a los ciudadanos y renovar la democracia. Gañemos asegura que en Vigo unas doscientas personas ya se han sumado -a través de las redes sociales- a su proyecto. Si en el caso de Marea se puede hablar de incógnita, con Gañemos la palabra más adecuada sería un misterio.