El 30 de diciembre de 1928 se inauguró Balaídos, un estadio que diseñó Jenaro de La Fuente y que contaba con un aforo para 22.000 espectadores. A lo largo de su historia el emblemático lugar del celtismo ha sufrido diversas transformaciones. La más importante fue 1982 con motivo del Mundial de fútbol que se disputó en España. En la actualidad, Balaídos puede acoger a poco más de 31.000 personas.

La idea inicial de su construcción nació en 1924. Joaquín Fontán, entonces presidente de la Compañía de Tranvías, diseñó un plan estratégico para que el Celta dejara el campo de Coia. Esta instalación estaba afectada por la construcción de una nueva ruta del tranvía. Para ello compró 75.000 metros cuadrados de terreno en el actual Balaídos.

El arquitecto Jenaro de La Fuente fue el que desarrolló el proyecto definitivo, en el se incluían las gradas de palco, preferencia, río, gol y general. También se diseñó la instalación para acoger pruebas de atletismo. Otro proyecto similar lo realizó Ricardo Mella, pero no llegó a concretarse.

Las obras duraron cuatro años. Para que el Celta pudiera jugar y entrenar allí se constituyó la sociedad Stadium Balaídos S. A. El club le pagaría a esta empresa el quince por ciento de la recaudación de los partidos en concepto de alquiler.

El encuentro inaugural lo disputaron el Celta y el Real Unión de Irún. Ganaron los vigueses por 7-0. El primer tanto lo anotó Graciliano. El estadio se encontraba lleno y el saque de honor lo realizó la hija del exalcalde Gregorio Espino. Las entradas para asistir al primer partido costaban entre dos y cinco pesetas.

La estructura inicial y las condiciones de uso se mantuvieron hasta 1945. Fue el momento en el que la entidad deportiva decidió adquirir el estadio. Para ello le fue concedido un crédito por parte de la Caja de Ahorros. En la operación tuvo mucho que ver el Ayuntamiento de Vigo, encargado de pagar 70.000 pesetas anuales a la entidad financiera. Es decir, el club le cedía al consistorio la instalación y se ahorraba el dinero. Fue también el momento en el que inició la construcción de la nueva grada de río, con el fin de "facilitar el acomodo de los espectadores", según reflejaba el Decano.

En 1969 se inicia otra etapa con Rafael Portanet en la alcaldía. Eran necesarias más obras. Se volvió a reformar marcador y también gol. Pero el aspecto más importante fue dotar a la instalación de la iluminación suficiente para que se pudieran jugar partidos por la noche. Después de dos años de trabajos, el primer encuentro 'nocturno' lo disputaron el Celta y el Real Madrid en 1971.

Fue en el año 1982 cuando Balaídos registró otra profunda remodelación. Acogió tres partidos del Mundial que organizó España y ello obligó a derribar la grada de río y a la construcción de una nueva. Se canalizó el Lagares, que pasa por debajo, y también se diseñaron varios pabellones para otras modalidades deportivas.

El estadio acogió en ese Mundial a las selecciones de Italia, Polonia, Perú y Camerún. Para la historia quedará que los italianos superaron la primera fase con muchos apuros, pero después se proclamaron campeones del Mundo.

En los últimos años han aparecido diversos proyectos para la remodelación integral del estadio. La coincidencia en todos ellos era que la ubicación no se podía debatir. Seguirá en el mismo lugar donde lo elegió Joaquín Fontán en 1924.

Pero Balaídos no sólo acogió partidos de fútbol a lo largo de su historia,, tanto del Celta como de la selección española e incluso una fase final de un Mundial, si no también otro tipo de acontecimientos. La música ha sonado con fuerza en este recinto. Por el mismo han pasado figuras internacionales, como Madonna, los Rolling Stones o Dire Straits. También nacionales, como la mítica gira de Miguel Ríos. Balaídos sufrió algunas transformaciones para poder acoger estos conciertos. En algunos casos con obras muy llamativas. Hasta hace poco, el recinto disponía de un foso que impedía el acceso al campo. Para los conciertos se tapaba. La presencia de las estrellas de la música sirvió para que se mejorara la instalación eléctrica, en varios casos pagados por los organizadores musicales.