El archipiélago de Cíes acoge estos días un huésped muy especial que ha conquistado al resto de visitantes por su saber estar y su tierna mirada. Jalisco, un cachorro de labrador, es el primer perro-guía que disfruta de una estancia en el parque nacional Islas Atlánticas acompañado de su cuidador y con el objetivo de habituarse a los espacios naturales protegidos.

La normativa del parque prohíbe la introducción de animales domésticos, pero los canes que acompañan a personas ciegas o deficientes visuales, así como los que están en su periodo de formación a igual que Jalisco, tienen acceso libre. Y es que gracias a ellos la experiencia de conocer la rica biodiversidad de las islas se libera de barreras.

Ataviado con un chaleco amarillo que lo identifica como "futuro perro-guía" de la Fundación Once, Jalisco recorre los senderos de Cíes acompañado en todo momento por la persona que lo ha adoptado temporalmente y con la que se aloja en el camping desde el pasado miércoles.

"Es la primera vez que tenemos un perro-guía en el archipiélago y está muy bien educado. La gente se sorprende al ver su chaleco y se interesa por él. Recorre los caminos como haría cualquier visitante", señala el director del parque, José Antonio Fernández Bouzas.

Tras disfrutar de unos días de la vida en plena naturaleza, Jalisco regresará en breve a Madrid con su cuidador y, tras superar un arduo entrenamiento en la Fundación Once de entre 6 y 10 meses, será asignado a un nuevo compañero de aventuras con el que quizá regrese a las Cíes, como les gustaría a los trabajadores del parque que han tenido la oportunidad de conocerlo.

La Fundación, cuyas instalaciones se encuentran en Madrid, entrena alrededor de un centenar de canes cada año y, en función de sus características, los adjudica al solicitante más adecuado para que formen el mejor tándem.

Los responsables del departamento de crianza seleccionan como futuros reproductores a los ejemplares más aptos de las razas labrador, golden retriever o pastor alemán y la Once ofrece la posibilidad de alojarlos de forma voluntaria en hogares de la capital.

Las familias que después acogen sus cachorros cumplen un papel muy importante en la cadena formativa, puesto que contribuyen a su socialización y les enseñan las normas básicas de comportamiento y obediencia. Los cuidadores deben utilizar el transporte público con el perro, llevarlo a su trabajo y también en su tiempo de ocio, incluso el nocturno, para que se habitúe a todos estos ambientes y pueda acompañar después con todas las garantías de seguridad a una persona discapacitada visual en su día a día.

Alguno de estos perros-guías han sido acogidos antes por ciudadanos solidarios de Vigo y su zona de influencia, pero Jalisco es el primero que puede presumir de disfrutar de unos días en las Cíes gracias al cuidador que ha asumido una tarea inestimable y, a buen seguro, también muy gratificante para él.

Una vez que finalice su estancia con la familia educadora, este ejemplar de labrador iniciará un exigente periodo de instrucción en la escuela de la Fundación Once de Perro-Guía (FOPG), donde se reforzará la obediencia básica adquirida en su primera etapa y, una vez que se acostumbre al arnés, aprenderá a cruzar las calles en línea recta, evitar obstáculos o marcar puertas y escaleras.

Alrededor de un millar de personas ciegas o con grave discapacidad visual cuentan en España con la ayuda de un perro-guía en su vida diaria y la mayoría procede de la FOPG.

Tras superar su formación allí, Jalisco podrá ser destinado a cualquier punto de España para acompañar a su nuevo camarada.