Daniel, Marisa, Ana, Cristina y Ana son algunos de los responsables de que la vida de muchas personas haya sido más fácil. Tras algunos meses apartados de la actividad de los cuidadores de barrio, todos ellos han recibido con gran entusiasmo que se haya retomado el proyecto, que crece respecto a años anteriores y que obligará a un mayor trabajo por parte de todos.
Ellos cinco son los encargados de coordinar a los diferentes trabajadores de cada barrio. Daniel lo hará en el Casco Vello, Marisa en Bouzas, Ana en Teis, Cristina en O Calvario y la otra Ana, en Teis. Todos ellos cuentan con experiencia previa y solo hablan maravillas de los servicios del proyecto.
"Es una experiencia muy gratificante. He estado en otros trabajos pero trabajar día a día con personas y ver que sirve para ayudar te da un sentimiento de satisfacción que no encuentras en otros trabajos", comenta la coordinadora de Teis.
Todos destacan el doble plan de integración que supone la iniciativa de los coordinadores de barrio, llevada a cabo gracias a la fundación Érguete, y que abre la puerta del mercado laboral a personas con dificultades de todas las edades y con diferentes perfiles. Todos ellos se topan con situaciones de lo más variopintas al realizar su trabajo.
"Tratamos que las personas con problemas de movilidad sean el principal foco, sobre todo si no tienen red familiar pero también hacemos trabajo de calle, hablar con la gente para que nos cuente qué pasa en el barrio, problemas que puede haber", comenta Cristina, que resalta la importancia de formar bien a los cuidadores.
"El trabajo es complicado y la gente tiene que hacerse, se necesita un recorrido", puntualiza.
Consideran una gran noticia que se haya expandido la labor de los cuidadores a más barrios, ya que señalan que era una demanda que les hacían en años anteriores. Asimismo, admiten que este tipo de trabajo permite entablar relaciones especiales con los usuarios. "Quieras o no el cariño se hace", confirma Cristina. Y, es que al fin y al cabo, para muchos, son su única familia.
