"Yo no di ningún tirón ni robé ningún bolso. Me dieron una paliza al salir de una discoteca y uno de los policías que me atendió, mientras esperábamos la ambulancia me dio el teléfono que había encontrado en el suelo. Creí que era el mío, pues eran iguales. Cuatro días después al salir del hospital me di cuenta de que no. Esperé que el dueño me llamara pero no lo hizo". Con este argumento negó el joven J.O.F. ser autor del robo con fuerza que se le imputaba. A su favor tuvo también a la víctima, que negó en la sala que el joven fuera quien le robó. La fiscal que inicialmente solicitaba pena de cárcel, rebajó la petición a una falta de apropiación indebida. La Policía localizó el teléfono meses después en poder del hermano del acusado.