La vida en familia tiene que estar asentada sobre el respeto y la ayuda a los demás, de otra forma la convivencia se hace imposible. Esto es así cuando la familia está compuesta por dos únicas personas, pero se hace todavía más necesario cuando el núcleo familiar lo conforman al menos cinco integrantes o, lo que es lo mismo, una familia numerosa.

Por ley, una familia numerosa es aquella que está formada dos padres y tres hijos, añadiendo alguna que otra excepción. En Vigo, que cuenta con una población de 298.174 habitantes, hay casi nueve mil hogares compuestos por cinco integrantes. Un total de 8.988 casas que se encuentran llenas de gente y que tienen que recurrir a soluciones extraordinarias para poder llevar a cabo una vida ordenada y "tranquila", aunque en realidad "tranquila" pocas veces es. "Nunca te sientes sola en casa y siempre tendrás compañero de habitación", dice Ana, la hija mayor de la Cristina Mejía y Jose Barcia, una de las cinco familias viguesas que quisieron explicar como es su vida viviendo en un domicilio en el que lo habitual es que los mayores presten la ropa a los más pequeños y les ayuden a desarrollarse a veces tanto como sus propios padres, acostumbrada a que los desayunos se conviertan en una situación de máxima tensión en la que hace mirar constantemente el reloj o habituada a que las tardes se vuelvan días de conducción para los progenitores mientras los pequeños disfrutan de diferentes actividades deportivas.

Una vida en la que la ayuda de toda la familia es necesaria, tanto en el seno de la misma como desde fuera. Las tareas del hogar hay que hacerlas entre todos para que la situación no se haga insostenible, pero cuando son más pequeños la ya "tradicional" mano que echan los abuelos, tíos o primos se hace indispensable para poder compaginar la vida laboral de los padres con la familiar. De lo contrario, muchos optan por contratar a una persona que les ayude a lo largo de la semana, bien con la limpieza de la casa y otros menesteres o con la propia educación de los pequeños.

"Si falta un miembro, aunque sea solo uno, se nota", dicen a menudo los integrantes de este tipo de familias, acostumbrados siempre a estar rodeados de sus seres queridos en los buenos y los malos momentos.

Familia Braña Beloso - Cinco hijos

Una de las ventajas que tiene ser profesor es que se puede tener el mismo horario de un niño pequeño, lo cual es una ventaja si se tiene hasta cinco pequeños. Eso es lo que sucede en la familia Braña Beloso, en la que Imma (36 años) es Doctora en Química y, junto a su marido Pablo (39), formó una familia en la que nacieron cinco pequeños. "Ella los lleva y los trae, lo cual es muy útil, ya que además de eso si un día no tienen cole no pasa nada, porque ella tampoco", explica Pablo, responsable de grandes cuentas en una empresa electrónica de consumo.

Gracias a sus hijos, Javier (8), Blanca (7), Carolina (6), Victoria (3) y Carmen (2), Pablo asegura entre risas que tanto él como su mujer no se aburren. "En general lo que tienes que hacer es organizarte. Son niños , necesitan moverse y quemar energía", indica.

Sin embargo, hacer planes es complicado teniendo cinco pequeños a los que encontrarles un sitio y tener entretenidos. "Nos lo pasamos muy bien en familia y nos quedamos poco en casa, pero hacer planes es imposible", recalca Pablo.

Sobre sus hijos dicen que son "muy independientes", pero también que necesitan ayuda, y ahí las madres de ambos ayudan mucho. No obstante, los pequeños también quieren aportar su granito. "La realidad es que los niños al llegar a los dos años quieren ser mayores. A veces pierdes más tiempo esperando a que se vistan solos, pero a la larga es mejor y los mayores los ayudan", explica Braña.

Al padre de familia le encantan los deportes, y esa pasión parece habérsela pasado a sus hijos, que ahora empiezan a jugar a fútbol, a hacer gimnasia rítmica... "Me parece atractivo y divertido y no es una carga para nada. Lo veo como una oportunidad de disfrutar de otras cosas que antes no conocías", concreta.

Sobre que se hagan mayores ya tiene más dudas. "Creo que va a ser peor cuando crezcan. Ahora toca ir detrás de ellos, pero no generan preocupaciones. Cuando empiecen a ser mayores dan más trabajo de otro tipo", explica.

Familia Varela de Limia Muñoz - Cuatro hijos

Repartirse las tareas es una de las mejores formas para poder llevar adelante una familia numerosa. Así lo entienden Roque Varela de Limia Comingues y María Muñoz Díaz del Río. Con 40 y 39 años respectivamente, esta pareja tiene cuatro hijos y opinan que la ayuda del resto de la familia es crucial para el día a día. "Hay que recurrir siempre a ellos, sobre todo cuando eran pequeños. Antes trabajábamos los dos y teníamos una persona, pero solo unas persona y no todas las horas", explica Roque, gerente de un grupo de empresas familiar, que comenta que a María le descubrieron un tumor. "Fue cuando la pequeña tenía un año. Tenemos muchos hermanos y primos ambos y, junto a los abuelos, nos ayudaron mucho", indica.

Guillermo es el mayor de los cuatro hijos. Con 17 años está a las puertas de entrar en la universidad. En el "medio" están Fátima (15) y Gonzalo (13). Iria, la pequeña, tiene nueve años.

Los padres identifican la tarde como el momento más duro del día cuando tienes una familia numerosa, sobre todo cuando tienen esas edades. ¿El motivo? "El desayuno es una actividad caótica, es intenso porque es poco tiempo. Pero el mayor problema son las tardes a la hora de organizar todas las actividades. Los viernes cogía el coche por la tarde y a las 4.30 y no me bajaba hasta las 11 de la noche", concreta Roque.

Ahora la novedad, por las edades que tienen, va a ser la vida nocturna. "Los mayores empiezan a querer salir y habrá que ir a buscarlos por la noche o esperarlos", explica el padre de familia, que quiere destacar también el gran trabajo que lleva a cabo junto a su mujer: "Mi mujer y yo nos repartimos las tareas. Ella es pensionista y pese a estar enferma no se encuentra muy mal, por lo que puede ocuparte de muchas cosas de la casa. Yo trabajo durante la mañana pero luego por la tarde tengo más flexibilidad".

"La mentalidad ahora es no pensar en el futuro. Tenemos que ir paso a paso", sentencia Roque.

Familia Regojo Braña - Cinco hijos y otro en camino

Ana Braña Magdalena (37 años) y José María Regojo Balboa (38), Doctora en Química y urólogo, creen firmemente que "cada hijo es un don". Lo dicen esperando su sexto hijo, Juan, que nacerá en octubre. Antes, llegaron al mundo Josemaría (7), Alejandro (6), Mencía (5), Belén (3) y Anita (1). "Son un regalo, pero sobre todo una responsabilidad por lo que la paternidad ha de ser responsable. En este momento preparamos con mucha ilusión la llegada de nuestro sexto hijo viviendo el presente, la realidad de lo que esto conlleva y sus dificultades", explican sobre su situación actual.

Ana y José María apelan a "la organización, el sacrificio y el espíritu deportivo" para conjugar la vida laboral con la familiar. "Hay que pensar que cada día tiene sus incertidumbres y hay que saber vivir con ellas. Los dos tenemos profesiones que nos ocupan y nos gustan pero tenemos claro que nuestros hijos son nuestra prioridad", indica estos orgullosos padres, que afirman procurar sacar tiempo alguno de los dos para estar tiempo junto a sus retoños.

"Estamos convencidos que a muchas familias les gustaría tener un ambiente así, pero por distintas causas no han podido conseguirlo, nosotros damos gracias a Dios todos los días aunque lleguemos al final del día con cansancio acumulado", concreta el matrimonio.

Los Regojo Braña apuntan que "lo más difícil" es "compaginar los diferentes horarios de los niños según sus edades y por tanto sus necesidades". "Un momento difícil es arrancar todas las mañanas a las ocho para ir al trabajo y al colegio. Siempre falla algo, pero vamos mejorando", sentencian los progenitores.

"En las familias numerosas se aprende a compartir entre todos los integrantes de la familia, nadie debe creerse el único con necesidades, creemos que es un valor muy positivo en la sociedad actual", dicen los padres de estos cinco pequeños que, en breve, tendrán un hermanito más al que ayudar a desarrollarse.

Familia Rodríguez Menéndez - Cinco hijos

La familia Rodríguez Menéndez vive una época de cambios. Manuel, el cabeza de familia, ve como sus dos hijas mayores, Judith (18) y Cynthia (21) se enfrentan a la universidad, mientras que Malena (12) se adentra en la adolescencia y los dos pequeños de la casa, Noega (7) y Piero (3), no paran de crecer. Y todo ello, tras la dura pérdida de su mujer, María Menéndez, hace tres meses a raíz de un cáncer. Sin embargo, no pierden el optimismo y las ganas de vivir. "Ella se dedicaba al completo a ellos. Tenían su jornada continua, un par de días comían en el comedor y de tarde múltiples actividades. Esgrima, natación, pintura? Toda la tarde había que llevarlos y traerlos. Ella los llevaba y yo los iba a buscar", explica Manuel, dueño de una empresa de recambios de automoción.

Este vigués señala al pequeño, Piero, como al más "volátil de la casa", pero también recuerda que es casi el único chico de toda su familia, asidua a traer al mundo solo chicas. Sin embargo, también apunta que eso no es un problema, puesto que "se ayudan los unos a los otros y los mayores ponen en cintura a los tres".

Así, por ejemplo la ropa se la van dejando de una a otra. "Ya desde pequeñas fue así, que la coyuntura no está para mucho gastos pese a que siempre tratas de buscar los mejores precios", concreta.

De igual forma, la compra también es un reto. "La hago yo el fin de semana y me acompaña una de las mayores. Normalmente son dos carros llenos y ya la hacemos para unos 10 días", indica.

Cynthia estudió en Coimbra este año gracias a una beca Erasmus y volverá en breve, mientras Judith se está sacando el carnet. "Los horarios de universidad coinciden con los de colegio y tendrán que echar una mano dentro de la labor que hacía su madre", dice Manuel.

Sobre las ayudas que tienen por parte de las instituciones, el padre de familia cree que son "mínimas". "Lo único que ayudan son las matrículas universitarias y luego el transporte interurbano. El resto no existen", sentencia.

Familia Barcia Mejía - Seis hijos

Cristina Mejía y Jose Barcia lo tienen claro: "Es duro criar a tantos hijos, mentiríamos si dijésemos lo contrario. Pero también es un reto apasionante en el que te dejas la piel y en el que a medida que pasa el tiempo ves que ha valido la pena". Con 39 y 40 años respectivamente, este músico y esta gobernanta de un centro educativo tienen seis hijos: Clara (8), Belén (11), Santiago (13), Sofía (16), Cristina (17) y Ana (18).

¿Cómo conjugan la vida laboral con la familiar? "Yo no soy Superwoman y mi marido no es Superman", explica Cristina, que concreta que afrontan sus respectivos compromisos laborales y profesionales "con la responsabilidad necesaria para cumplirlos". "Procuramos que todos atiendan a sus encargos para mantener las cosas medianamente bien, sobre todo porque no tenemos ayuda extra en casa. La implicación en las tareas del hogar es toda una escuela de virtudes que fomentamos día a día".

Estos orgullosos progenitores tienen claro que el tema económico "puede ser un factor esencial" para sacar adelante a una familia numerosa, pero también concretan que "se aprende a vivir con lo necesario y a prescindir de muchas cosas". "Te aprietas el cinturón, desarrollas la creatividad en el comer y en el vestir, creas redes de ayuda con otras familias: regalas ropa, libros, cedes material que no necesitas y también te beneficias del que te dejan", indican.

Entienden que de esta forma aportan "un elemento humano esencial para el desarrollo de la sociedad y del país", por lo que creen que lo más complicado de tener este número de hijos es "no contar con el apoyo del Gobierno, vernos desamparados por las leyes, discriminados de cierta manera y recibiendo "ayudas" ridículas".

La familia Barcia Mejía se mueve en un círculo de personas en las que sí hay varios casos de familias numerosas, pero entiende que hoy en día no haya tantas como antaño y señala tres factores claros: la crisis, el pensamiento de las parejas y las dificultades de la conciliación laboral y familiar. Sin embargo, ellos animan a los jóvenes a que no tengan "miedo". "Los hijos son un don, un regalo que no se puede ni se debe planificar sino simplemente aceptar. Son una tarea que pone en marcha el maravilloso engranaje del amor", explican los padres.

Y los hijos, ¿qué tienen que decir sobre tener tantos hermanos y hermanas? "Lo mejor de ser familia numerosa es que aprendes a conformarte con poco", opinan Clara, Belén, Santiago, Sofía, Cristina y Ana, que sienten que de esta forma valoran más las cosas y aprenden a "disfrutar con lo sencillo, a celebrar como extraordinarias cosas que para otras personas no lo son".

En cambio, Cristina y Jose creen que lo más positivo es "construir día a día unos lazos de amor que se consolidan, a pesar de las broncas y los roces propios de la convivencia". Por todo ello, destacan por encima de todo tres características que deben darse en toda familia con tantos miembros: "servicio a los demás, el perdón y la gratitud".

Su último consejo: "Es importante no sucumbir ante los obstáculos que presenta el mundo actual sobre todo en lo que supone sacar adelante a un hijo".