Los vecinos de Salvaterra do Miño ya tienen asumido que la puesta en marcha del Puerto Seco va para largo. Así que mientras tanto disfrutan de la enorme explanada practicando deporte o sacando a pasear a sus mascotas. Una de las zonas más concurridas, sobre todo con buen tiempo, es el vial construido hace ahora un año por la Xunta. Se trata de la autovía AG-51, proyectada para conectarla con la A-52, la autovía Rías Baixas. La flamante carretera, en la que se invirtieron 22 millones de euros, tiene 4,5 kilómetros de longitud, dispone de cuatro carriles de 3,5 metros cada uno, una mediana de 3 metros, y una pendiente máxima del 4%. Un espléndido circuito para los senderistas y ciclistas.

Adjudicada hace cuatro años a la UTE formada por las empresas Dragados y Obras y Caminos S.A., entonces se justificó no solo para la necesidad de garantizar una conexión de alta capacidad a la incipiente plataforma logística, sino que la Xunta barajaba ya el nombre de una empresa importante dispuesta a estrenarla, como la planta de baterías de Mitsubischi. Sin embargo, ni esta ni ninguna otra empresa han vuelto a interesarse por la Plisan. Y todo indica que no lo harán a corto plazo, con la crisis económica asfixiando a las industrias y el recinto, cuya urbanización sigue en el aire, convertido en un auténtico páramo.