El proyecto que Karpin empezó a fraguar un 23 de julio de 2003, cuando la sociedad inmobiliaria que lidera escrituró el antiguo asilo de las Hermanitas de los Ancianos Desamparados tras pagar 8,5 millones, ha tardado exactamente diez años, diez meses y diez días en cubrir el camino para recibir luz verde. En medio, vaivenes en la planificación urbanística, retrasos en la tramitación y los consecuentes problemas de financiación pusieron en situación límite una operación llamada a regenerar una zona privilegiada del Casco Vello, todo el ámbito delimitado por el Paseo de Alfonso, Torrecedeira, O Berbés y Poboadores.

Karpin compró poco a poco la mayor parte del barrio para desarrollar su ambicioso proyecto, que puso en manos del reconocido arquitecto Alfonso Penela. En julio de 2004 presentó en el Concello la propuesta para construir una urbanización con 350 pisos con amplios espacios públicos y una ordenación similar a la que se ha acabado por aprobar.

En la operación se implicaron ING Real State y el Bank of Scotland, que terminaron por desligarse en 2008 por los retrasos en la aprobación del planeamiento. El Plan Especial del Casco Vello salió adelante en 2007, pero el proyecto del Barrio do Cura quedó pendiente de incorporar a través de un convenio en el Plan Xeral, que aún tardaría un año en entrar en vigor y en el que se incrementó el porcentaje de vivienda protegida del 5% inicial al 29%.

El promotor compareció ese año para anunciar que tiraba la toalla, "aburrido" de los políticos, tanto en el Barrio do Cura como en el proyecto que tenía previsto acometer en la parcela del antiguo Colegio Cluny, por la que pagó 17,5 millones a Inversiones Canaima y que acabó subastada y en manos de Caixanova por impagos. Ahora una empresa, Ballesol, quiere ubicar allí un geriátrico.

No obstante, Karpin no llegó a renunciar a urbanizar el Barrio do Cura y en 2009 volvió a conseguir financiación, esta vez con el BBVA y el Santander. Presentó en sociedad su proyecto en 2010, pero de nuevo los retrasos en los trámites complicaron su viabilidad y dejaron el barrio al borde de las subastas, paralizadas "in extremis". Ahora los promotores consideran "salvado" el proyecto y esperan que la obra arranque antes de final de año. Con ello se certificaría el fin de una larga travesía.