Aunque Asunción Alonso ya estaba familiarizada con el campo y su cultivo, hace un año se animó a empezar en la huerta de Fontáns. Junto a su prima, Maribel, disfruta dos días por semana de su bancal.

Cuando se le pregunta a José López -nacido en Agolada, jubilado de Citroën y usuario de la huerta urbana de Fontáns- por su experiencia en el campo, contesta con rapidez y puntería: "Yo ya nací en la leira". A pesar de esa veteranía, López comenta con satisfacción que en el programa "Camiño a Camiño" le reencuentra con hábitos de cultivo tradicional que ya usaban sus abuelos, más respetuosos con la tierra.

"Nosotros enseñamos agricultura ecológica, no usamos productos químicos que dañen el medio ambiente", explica Gerardo Fernández, uno de los coordinadores de las fincas urbanas del Concello. ¿En qué consiste esa filosofía? En vez de los compuestos industriales a los que se recurre con frecuencia, los "nuevos granjeros" emplean mezclas elaboradas por ellos mismos con ingredientes de la propia naturaleza.

"Utilizamos purines elaborados con ajo, ortiga, el vegetal conocido como cola de caballo o jabón de potasio; también empleamos ceniza para abonar los bulbos porque, entre otras funciones, viene bien para los caracoles", enumera Fernández. El objetivo es obtener vegetales y legumbres "de primera" a través de un cultivo que no agreda el entorno. "Buscamos un trato respetuoso con la naturaleza", concluye el coordinador de los huertos.

La riqueza de cultivos que obtienen con esa filosofía es apabullante. Entre los frutos de los bancales dispuestos por el Concello se cuentan los tomates, tirabeques, judías, guisantes, ajos, rábanos, berenjenas, lechugas, espinacas, cebollas, puerros... Y un largo etcétera.