El Concello tiene dos años para decidir el futuro de las instalaciones del Hotel Samil. En marzo de 2016 expira la concesión que se otorgó por cincuenta años al empresario Jovito Labandeira Carvajales a mediados de los sesenta. Las condiciones del contrato se han mantenido sin variaciones y establecen que "al término del plazo, el terreno y también todas las obras e instalaciones fijas serán cedidas al Ayuntamiento libres de cargas". La actual propietaria, la cadena HLG, deberá sentarse en los próximos meses con el gobierno local para negociar el futuro del emblemático establecimiento.

La caducidad de la concesión del inmueble que empezó a edificarse a finales de 1966 se ha mantenido hasta el momento al margen del debate surgido en la Corporación respecto al futuro del arenal de Samil y sus equipamientos más próximos. El Concello está derribando As Dornas aprovechando la caducidad del contrato, mientras que el antiguo Jonathan acaba de salir a concurso por otros 30 años.

Aparcado por ahora el ambicioso proyecto de recuperar el aspecto original y las dunas de Samil derribando el paseo y desmontando las instalaciones de ocio del arenal, el foco debe ponerse en buscar una salida viable para el establecimiento hotelero de 135 habitaciones y cuatro estrellas. En diferentes épocas, los propietarios quisieron convertir su planta baja en un casino y más tarde plantearon reconvertirlo en un lujoso cinco estrellas. En ambas ocasiones los proyectos chocaron con la negativa de las administraciones. En primer lugar porque el plan incumplían la legislación sobre juego de 1986 y, después, porque los dueños exigía ampliar la concesión antes de realizar una costosa renovación y el Gobierno de Corina Porro lo rechazo porque contradecía las indicaciones del pliego original.

FARO ha tenido acceso a esos documentos y repasa la agitada trayectoria de un hotel en un enclave privilegiado que atraviesa una difícil situación. La cadena HLG se vio forzada por primera vez este año a cerrar durante las temporadas de otoño e invierno para ahorrar costes y prevé reabrir en mayo para atender la demanda más fuerte de verano.

Inicios. En el año 1966, el Ayuntamiento de Vigo saca a subasta la cesión del uso de una parcela de 9.210 m2 en primera línea de playa "con destino a la construcción y explotación de un hotel por un periodo máximo de 50 años" y la condición de que las obras comenzaran en el plazo de cuatro meses. La concesionaria abonaría un canon anual de 150.000 pesetas. El pleno aprobó el 22 de marzo de 1966 la adjudicación de la finca a Jovito Labandeira Carbajal, que presentó un proyecto de obras de 62 millones de pesetas para construir un hotel, aparcamiento, piscina y zona deportiva.

Quiebra y primer cambio. En el año 1971 los juzgados declararon la quiebra del empresario y en el pleno del 16 de julio se subroga la concesión a la entidad Gran Hotel Samil Playa S.A. "sin modificación alguna de los derechos de la concesión excepto el cambio de titularidad". Esto significa que se mantiene la vigencia de la concesión, pero tampoco los nuevos propietarios logran los objetivos que se habían fijado.

Años 80. Por impago de la hipoteca contraída con la Caja de Ahorros, la concesión sale de nuevo a subasta el 17 de junio de 1986 y se adjudica a José Manuel Barbosa el uso de la finca "sobre la que está construido el Gran Hotel de Samil", precisa el acuerdo. Tres años después el hostelero solicita autorización para transferir sus derechos sobre el terreno a favor de la Sociedad Inmobiliaria Samil S.A. de la que son socios y únicos propietarios sus hijos y él mismo.

Proyectos nuevo milenio. En el año 2002, entra en juego la cadena hotelera HLG; propietaria de la mitad de la multinacional de juegos Cirsa, a través de la cual intentó convertir los bajos del inmueble en un casino, proyecto rechazado por la Xunta porque la legislación impide la apertura de un segundo establecimiento en la provincia. Poco después, el 25 de enero de 2005, los dueños solicitan al Concello ampliar la concesión "con la intención de llevar a cabo una elevada inversión reconvirtiéndolo en un hotel de cinco estrellas, además de la construcción de un centro de actividades empresariales y congresos, de vacaciones, zonas verdes, etc... La ampliación del plazo concesional es necesaria para la compensación de las inversiones proyectadas", argumentaba entonces la propietaria, cuya petición fue denegada por la Junta de Gobierno que entonces presidía Corina Porro argumentando que el pliego original fijaba "un plazo máximo" de concesión de 50 años para que luego la propiedad pasara a manos públicas.

Futuro. Desde entonces y con mucha menor envergadura de lo que proyectaba, la ahora única propietaria, la cadena HLG, ha tenido que realizar pequeñas reformas para mantener la categoría de cuatro estrellas del local y se ha visto obligada a cerrar seis meses y pactar despidos con la plantilla para continuar. Las plataformas de reserva online informan de la apertura para el "30 de abril de 2014", aunque sin faltar mucho tiempo tendrá que pronunciarse sobre sus planes a más largo plazo en Vigo.