La tecnología de los marcapasos está viviendo un "importante hito" y el Chuvi es uno de los cien hospitales del mundo que están colaborando para hacerlo posible. En el planeta hay alrededor de 4 millones de personas que llevan un dispositivo para controlar un ritmo cardíaco demasiado lento, que les ocasiona síncopes, mareos y fatigas. El 5% sufre complicaciones y la gran mayoría de estas (el 90%) están relacionadas con los electrodos de estos aparatos. El fabricante St. Jude Medical ha diseñado un marcapasos sin estos cables, el Nanostim, que se instala en el corazón, evitando también la cicatriz y las limitaciones en el movimiento del paciente, con una tecnología poco invasora. La forma ha escogido a la Unidad de Arritmias del Chuvi para testarlo en diez pacientes en el plazo de dos meses.

Este departamento del servicio vigués de Cirugía Cardíaca fue el tercero en implantarlo en España (donde se han seleccionado seis hospitales) y, pionero en Galicia, con una intervención el pasado 26 de marzo. El beneficiado fue en un hombre de 84 años que sufría pérdidas de conocimiento por un trastorno del ritmo cardíaco. Al día siguiente, estaba en su casa y evoluciona de forma favorable.

¿Por qué escogieron el Chuvi? Principalmente, por la larga relación con este fabricante y el elevado volumen de marcapasos que coloca la unidad: entre 400 y 450 al año en el área sanitaria de Vigo. Su responsable, Enrique García Campo, considera que todavía hay capacidad para aumentar implantes ya que "la media gallega es ligeramente inferior a la española", quizás, "por la dispersión de la población.

Los marcapasos convencionales tienen una batería que se coloca en una zona subcutánea bajo la clavícula, en lo que se conoce como "bolsillo quirúrgico", y mediante cables se transmite el impulso al corazón. Requiere cirugía, deja cicatriz y limita los movimientos de los pacientes para que no se descoloque. El nuevo dispositivo es diez veces más pequeño, pesa dos gramos , ocupa un volumen de un centímetro cúbico y se instala directamente en el ventrículo derecho del corazón, con lo que se elimina los inconvenientes mencionados. El implante se realiza mediante un catéter orientable a través de la vena femoral, por lo que "es la tecnología menos invasora de estimulación que existe". Antes de poder entrar en este programa, la unidad tuvo que acreditarse en un hospital de Holanda, ensayando con una oveja.