El parking de Rosalía iba a ser, junto con el de Jenaro de la Fuente, el primero en construirse, pero la aparición de vestigios de la época romana llevó a la empresa a replantearse las obras y dejar el aparcamiento más céntrico para el final. Las obras ni siquiera llegaron a arrancar y acabó por pedir la resolución de la concesión ante el Concello por "nula" rentabilidad.

Al quedar al descubierto los restos la Dirección Xeral de Patrimonio ordenó una excavación en área, ya que hay indicios claros de la existencia de más vestigios valiosos ocultos bajo el suelo. Puentes optó por reducir el tamaño del parking para no tocar la zona de afección, ya que cabría la posibilidad de que Patrimonio ordenase "musealizar" allí los restos, lo que alteraría definitivamente el proyecto.

La empresa alegó en su recurso que el Plan Xeral no establecía un área de protección arqueológica en esa zona, pero el juez responde que no podía ser desconocedora de los probables hallazgos. El proyecto de la urbanización de la segunda etapa de Rosalía ya recogía esa posibilidad, y en el entorno se había descubierto un yacimiento, expuesto in situ en el centro de salud de Rosalía. El pliego de los parkings señalaba que debía analizarse el emplazamiento por esas circunstancias y la oferta de Puentes destinaba 6.000 euros a este fin.