Por qué un barco lleva un rumbo de colisión desoyendo los avisos para corregirlo de quienes lo observan con radares más potentes y además son los responsables de coordinar todo el tráfico marítimo en la Ría de Vigo. Este es el principal enigma por resolver de la trágica colisión entre el Mar de Marín y el Baltic Breeze.

Como reveló este periódico, los registros de los sistemas de posicionamiento por satélite, AIS, confirman que el arrastrero se introdujo para salir de la ría en el canal contrario, el de entrada, por donde navegaba el mercante. Pero el dibujo de esta trayectoria errónea, que lo llevó al encontronazo con el Baltic, sorprende a los investigadores por el convencimiento expresado y reiterado ante los controladores por el patrón de que la dirección del Mar de Marín era la correcta. Y para esto aún no encuentran explicación. Ni es sencilla. Quienes podrían ofrecerla se hallaban en ese momento en el puente de mando: el patrón y un maquinista, ambos fallecidos tras el brutal impacto que acabó en hundimiento.

Con los datos recopilados hasta la fecha, la Comisión de Investigación de Accidentes Marítimos, de cuyos pormenorizados informes emanan nuevos reglamentos o correcciones a los actuales para evitar que los siniestros se repitan, tropiezan en el caso del Mar de Marín con una particularidad nada habitual. Expertos consultados por este periódico dudan incluso que existan precedentes, al menos en España, de situaciones parecidas en la que "un patrón entre en rumbo de colisión creyéndose que navega de forma reglamentaria". Y en este sentido, añaden: "Con ser muy importante para saber cómo ocurrió, lo de menos para deducir el porqué es que le llamen la atención en Vigo Tráfico. Porque después de avisarle, varias veces, persiste en defender su rumbo. Es decir, el patrón cree en todo momento que lleva la dirección correcta y no el mercante, porque lo ve por su estribor/derecha. Y esto extraña", indican estos expertos.

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La insistencia del armador en defender al patrón

En esta misma línea argumental resulta comprensible la insistencia del armador del arrastrero en defender la profesionalidad del patrón, y aunque la empresa todavía está pendiente de la evaluación del seguro, y por tanto se aferraría a cualquier tesis que exculpe a su buque, sabe que de nada sirve negar la evidencia. "Puedo admitir que su rumbo era equivocado, vale. Pero si lo hizo tuvo que obedecer a algo que lo estaba engañando", insiste Francisco Freire.

La empresa sospecha de las luces del mercante. Las tres reglamentarias: el palo, el punto alto del buque, es blanca; la situada en estribor, verde; y la de babor, roja. La revisión del Baltic posterior a la tragedia descartó la posibilidad de que estuvieran averiadas. Además, estas "faroleras", como así las denominan, portan otra lámpara extra de reserva para el caso de fallar una. Algunas fuentes expertas reconocen como "difícil pero probable" una confusión a la hora de interpretar esas luces, por ejemplo, si confluyen en un rumbo convergente con el mercante "con otras que llevase éste o combinadas con unas de tierra, de balizas e incluso de faros".