Las lágrimas se mezclan en las aguas de la Ría de Vigo. Con el impacto del naugrafio del Santa Ana contra el asturiano Cabo Peñas aún fresco en la memoria, los gallegos amanecieron ayer con una nueva tragedia marítima, la mayor de la última década en las Rías Baixas, tras la colisión del pesquero Mar de Marín contra el carguero Baltic Breeze. El buque más pequeño sufrió las únicas y más tristes consecuencias. Cinco de sus tripulantes sobrevivieron, pero tres fallecieron y otros dos continúan desaparecidos. Ocurrió entre la isla sur de Cíes y el faro de Monteferro (Nigrán) a causa de lo que fuentes de la investigación definen como un "error de percepción". Poco después de descargar en el puerto vigués de O Berbés, el Mar de Marín navegaba hacia la salida sur de la Ría con rumbo correcto hasta que, por circunstancias todavía por esclarecer, lo varió invadiendo el canal por donde en ese momento se aproximaba en dirección Vigo el Baltic Breeze. Los reiterados avisos del Centro de Control de Salvamento Marítimo de Vigo al barco marinense para que cambiara su posición no surtieron ningún efecto. Así acabó chocando contra la proa del mercante, y el boquete que se abrió en su costado hundió en cuestión de minutos el casco a 56 metros de profundidad.