El vertido químico que hace una semana arrasó la fauna del Lagares y cuyos responsables siguen sin identificar despertó todas las alarmas después de unos meses de relativa tranquilidad. A pesar de la campaña de inspección puesta en marcha por Augas de Galicia en octubre de 2007, a lo largo de los 17,6 kilómetros del cauce aún se mantienen activos 44 focos contaminantes. Es el dato que ofrece el último informe remitido por los técnicos a la Consellería de Medio Ambiente hace unos días.

Este documento constituye el diagnóstico más fiable sobre la salud actual del Lagares. Da por subsanados 59 puntos de vertido que ahora vierten agua limpia previamente tratada y el dato más positivo es el descenso en dos años de los denominados "focos graves con presencia constatada de emisiones contaminantes". En la actualidad quedan dos tuberías de las que de forma habitual se expulsan residuos dañinos, a las que se suman otras seis que los técnicos sitúan en un nivel inferior de riesgo al haber por ahora solo "indicios de vertidos de aguas residuales".

Los otros 36 puntos de vertido que quedan hasta los 44 que Augas de Galicia identifica como activos en su último estudio proceden de fallos en la red de saneamiento municipal, de la que salen vertidos "de carácter puntual" cuando se sobrecarga.

En los algo más de seis años que la Consellería de Medio Ambiente lleva de forma más directa trabajando para rehabilitar el Lagares se han identificado un total de 370 puntos de aporte de aguas de distinta naturaleza al río. Un centenar se revelaron como peligrosos y de ellos se han corregido casi sesenta, quedando ahora mismo 44 bajo vigilancia del Plan de Control de Vertidos que realiza "de modo permanente", según fuentes de la Xunta, una revisión del diagnóstico inicial.

De los seis tramos en los que Augas de Galicia divide la cuenca desde el nacimiento del río en el lago Mol hasta su desembocadura en Samil, el que está sometido a un mayor riesgo es el de Santa Cristina de Lavadores. En esta parroquia se ubica uno de los dos desagües con presencia ratificada de contaminantes, otro en el que hay indicios de tóxicos y once más en los que la red de sanamiento vierte de forma "puntual".

Es la zona más castigada seguida del tramo del Lagarares que discurre por las parroquias de Matamá y San Andrés de Comesaña. En este punto del cauce sigue activo un foco grave de vertido y hay otras siete tuberías por las que la red de aguas vierte ocasionalmente por falta de capacidad. Por el contrario, la zona más limpia según el último informe de la Xunta es la parte alta del río, que discurre por Cabral.

Pruebas

Las agresiones al Lagares han sido noticia desde finales de los años 80. Cada dos o tres meses los servicios de emergencias actuaban ante una nueva alerta y ninguna administración ha documentado desde entonces cuántas crisis ecológicas ha vivido el río. El recuento más fiable es el que inició en 2008 la Consellería de Medio Ambiente a través de Augas de Galicia. Desde que arrancaron las inspecciones periódicas se contabilizaron 48 alertas por vertido, la última el pasado domingo. En lo que va de 2014 se han detectado cuatro vertidos contaminantes, los mismos que en todo 2013. Aunque con mucha diferencia los ejercicios más complicados fueron 2011, con 14 agre0siones medioambientales, y 2012, con 17 alertas.

La mayoría de las veces son vecinos los que informan de un olor o coloración extraña en el Lagares y solo en seis de cada diez casos llega a identificarse el origen exacto del problema.

Según datos de Medio Ambiente, desde 2008 se han abierto 29 expedientes por vertidos al Lagares de los que solo siete han concluido con una sanción a empresas del entorno del Lagares, tres aprobadas y pendientes de aplicar. Un total de 22 casos fueron archivados y la explicación que facilitan fuentes autonómicas es que a la dificultad de lograr pruebas para probar quién es el responsable se suma el hecho de que cuando el infractor acepta subsanar los fallos en su proceso productivo y tratar correctamente sus residuos se les retira la amenaza de sanción. "El fin del expediente no es recaudatorio, sino mejorar la salud del río", apuntan fuentes autonómicas.

La mitad de las alertas archivadas son de empresas y la otra mitad se deben a un mal funcionamiento de la red de saneamiento municipal. En estos casos se da parte al Concello y "se trabaja con él para solucionarlo", explican desde la Xunta. Ambas administraciones seguirán en las próximas horas peinando las empresas próximas al cauce en busca del culpable del vertido del domingo.