El 23 de marzo de 1934, hace ochenta años, se anunciaba que en la Alcaldía se había recibido un telefonema urgente del diputado Sr Sierra, participando que se había votado definitivamente en la sesión celebrada en el Congreso, la ley cediendo a Vigo el dominio del monte del Castro y felicitando al pueblo de Vigo en nombre de todos los diputados radicales por la provincia.

Nada más tener conocimiento de tal comunicación, el Comité Local del Partido Republicano Radical acordó otorgar un voto de gracias a los diputados radicales de la provincia por el interés demostrado a instancia del Comité de Vigo, planteando de un modo viable el asunto de la cesión del monte del Castro, que con tantas dificultades había tropezado en situaciones políticas anteriores a la actual y logrando una resolución favorable, rápida y eficiente, cumpliendo por fin la aspiración unánimemente sentida por el pueblo de Vigo de que el monte del Castro volviera a ser de su propiedad sin ningún desembolso económico para el erario municipal.

Al día siguiente y aprovechando que el Ayuntamiento celebraba sesión supletoria, La Corporación acordó darse por enterada de dicho telefonema y hacer constar el agradecimiento del Ayuntamiento a todas las personas que intervinieron en pro de que el Castro, fuese reintegrado a nuestra ciudad.

El 14 de abril

Los primeros intentos de cesión de los terrenos del monte de Castro a Vigo se remontan a los inicios del siglo XX, pero fue finalmente el 14 de abril de ese mismo año, siendo alcalde Ángel campos Varela, se firmó el acta definitiva de cesión del los terrenos del monte del Castro a la ciudad.

Se cumplía así el proyecto de ley aprobado casi un mes antes en el Congreso donde ya se señalaba en el artículo primero que el Estado reconocía de manera definitiva a la ciudad de Vigo el dominio de los terrenos llamados monte del Castro, a fin de destinarlos al establecimiento de un parque, jardines u otros fines públicos.

Se señalaba también expresamente que en ningún caso esos terrenos podrían ser objeto de enajenación o gravamen y que no quedaban comprendidos en ese reconocimiento los edificios que en ese momento estaban en posesión del Ramo de Guerra y que no fueron entregados hasta la fecha al ministerio de Hacienda.

Los dos recintos amurallados quedaron como protección del acuartelamiento de parte de la tropa, lo que evitó su desaparición, bien para el aprovechamiento de la piedra o como sucedió con el tercer recinto, para el trazado de los viales y las rotondas que circundan el castillo.

De hecho, el arquitecto Antonio Palacios, que había redactado ya el Plan de Extensión y Reforma Interior de Vigo, conocido como el Plan Palacios, colocaba en el lugar del castillo más viales y en el centro el Palacio Regional.

En 1964

Treinta años más tarde, el 28 de marzo de 1964, se produjo la cesión definitiva de los castillos de San Sebastián y de O Castro. Era el alcalde José Ramón Fontán y dio fe de las escrituras el notario Alberto Casal Rivas.

La administración municipal adquiría así la plena propiedad de los citados castillos, incluidos los barracones de Intendencia levantados en las proximidades de la entonces llamada Plaza de la División Azul (hoy plaza del rey y parte del antiguo Campo de Granada) donde durante un tiempo se habilitó un mercado en sustitución del de Progreso mientras duraron las obras del nuevo.

El Concello abonó por esas propiedades cuatro millones de pesetas que se pagaron en tres plazos y el Regimiento de Infantería de Murcia Nº 42, que se repartía entre los dos castillos y el Palacio de Justicia de la calle del Príncipe, pasó al nuevo cuartel de Barreiro, también hoy desaparecido.