Treinta y seis cruceros atracarán solo este mes en el Puerto de Barcelona, el líder europeo en tráfico de turistas. En 2013, un total de 2,6 millones de pasajeros desembarcaron en sus muelles para visitar la ciudad, pero la celeridad con la que los buques realizan estas maniobras provoca que las hélices muevan el sedimento y, como consecuencia, el calado de estas zonas ya ha aumentado entre 2 y 3 metros. Por el contrario, se ha visto reducido en aquellas donde se deposita el material desplazado y otro de los efectos de la elevada velocidad de los barcos es que los cimientos de los muelles se van quedando al descubierto.

Investigadores del grupo Ephyslab, con sede en el campus de Ourense, y del Laboratorio de Ingeniería Marítima de la Politécnica de Cataluña desarrollan un proyecto común con financiación del ministerio para determinar las causas y efectos de esta erosión. Su estudioconcluirá en 2015 con una herramienta adaptable a otros puertos y un manual de recomendaciones para los buques que atracan en Barcelona.

"Es un sector totalmente en auge y el tráfico va en aumento. Los cruceros están llegando cada vez más dentro de los puertos y a mayor velocidad para que los turistas desembarquen lo más cerca posible de la ciudad y en el menor tiempo posible. Y también tiran del motor todo lo que pueden para salir rápidamente. Las hélices giran más deprisa y mueven el sedimento y, como consecuencia, los puertos se ven obligados a dragar o reponer arena en determinadas zonas, lo que supone un coste económico", explica el director de Ephyslab, Moncho Gómez Gesteira.

"Hemos detectado ya que gran parte del problema sucede en los movimientos de arrancada, cuando el crucero abandona el puerto. Y no parece necesario que deba hacerlo con tanta celeridad. La prisa tiene más sentido en el momento de llegada, cuando los pasajeros están deseando desembarcar", señala.

Los investigadores del campus ourensano, que pertenecen al área de Física de la Tierra, utilizan la tecnología de última generación SPH, una herramienta diseñada hace una década junto con la Universidad de Manchester para predecir el impacto del oleaje sobre las infraestructuras costeras y ayudar a protegerlas.

"Nuestra labor en este proyecto con la Politécnica es modelizar el comportamiento del agua y del sedimento. Se trata de reproducir qué tipo de erosión se produce en diferentes condiciones para tratar de llegar a un manual de buenos usos para los buques y determinar, por ejemplo, a cuantos nudos deberían navegar por ciertas zonas", explica Gómez Gesteira.

El experto destaca que fueron los propios responsables portuarios de Barcelona los que se pusieron en contacto con el Laboratorio de Ingeniería Marítima tras detectar un aumento de calado en las zonas de atraque de los grandes cruceros. "No hablamos de un ejercicio académico, sino de un problema de ingeniería real. Lo interesante es que el Puerto es el que hace la primera aproximación. Esto debería ser lo acostumbrado, es decir, que la sociedad se acercase a la Universidad, porque en el fondo es la que puede dar la solución", defiende.

Como ejemplo de esta vocación de servicio, Gómez Gesteira recuerda que la herramienta diseñada para la protección costera es accesible para cualquier usuario: "Fue desarrollada gracias a fondos públicos y cada vez que hacemos una mejora, tras explotarla académicamente a través de artículos científicos, la colgamos gratis en internet. Ya se han superado las 20.000 descargas desde que la lanzamos".

El grupo Ephyslab y el Laboratorio de Ingeniería Marítima de la Politécnica son "compañeros naturales" desde que Gómez Gesteira y Xavier Gironella establecieron contacto hace varios años. Allí disponen de avanzadas infraestructuras para la realización de ensayos hidráulicos y el equipo de Ourense aporta su conocimiento en modelización. El proyecto para determinar la erosión que causan los cruceros cuenta con una financiación de 89.000 euros del último plan nacional de I+D.

Los investigadores trabajan con los datos de campo y las medidas que maneja la Autoridad Portuaria barcelonesa, pero esta metodología podría aplicarse también a Vigo, donde el tráfico de cruceros es menor -71 buques previstos para 2014-, pero donde también tiene sus efectos sobre los fondos. "Barcelona es muy rica en datos, pero cualquier puerto con esta información es un buen candidato", asegura Gómez Gesteira.