El proyecto urbanístico para el Barrio do Cura, un lugar privilegiado del Casco Vello ahora en estado ruinoso, tiene ya perfiladas sus características definitivas después de que el arquitecto Alfonso Penela haya incorporado los cambios solicitados por la Dirección Xeral de Patrimonio. El más significativo ha sido la conservación en su actual emplazamiento de la fachada de la antigua iglesia del asilo de Pi y Margall, que con las modificaciones introducidas queda enmarcada en un edificio residencial. Otra condición clave que ponía la Xunta para dar su placet era acreditar la integración urbana del conjunto del plan en el entorno, y la propuesta ha superado el examen tanto en la ordenación como en el volumen y altura de los bloques a construir. Aunque el límite que marca la ordenanza es de nueve plantas, Penela apunta que "no se alcanzarán" y sitúa en siete el máximo. Los edificios, además, no interferirán en las vistas actuales, que se verán ampliadas. "El Paseo de Alfonso duplicará su longitud y se abre a una gran plaza", señala el arquitecto.

Donde ahora se asienta el antiguo asilo el proyecto diseña un bloque con forma triangular de siete alturas, las mismas que tendrán otros dos formando un ángulo entre las calles Llorente y Santa Marta. Más abajo, lindante a otro ya existente en Torrecedeira, habría un inmueble en el que se prevén realojos de vecinos que aún residen en viejas casas del barrio. Y completaría las nuevas edificaciones uno en la parte más próxima a la Praza do Berbés, rodeado de un parque con una superficie superior a los 5.000 m2. Este bloque tendría cuatro plantas y se destinaría a vivienda protegida. El plan del Barrio do Cura prevé que el 29% de la edificabilidad tenga este régimen. La urbanización sumará unos 350 pisos, con lo que en torno a un centenar serán de protección.

Con todo, fue el espacio público, según explica el arquitecto, el punto de partida para diseñar la nueva urbanización del ámbito. "La ordenación quintuplica la superficie pública actual", comenta.

Las infografías de los edificios -que indican el volumen, sin entrar al detalle en el diseño arquitectónico- convencieron a Patrimonio de la integración de la urbanización en el paisaje. El mirador del Paseo de Alfonso se prolonga hacia una plaza de 5.000 metros cuadrados flanqueada por los bloques en Pi y Margall, Llorente y Santa Marta. En este espacio público, a un nivel inferior, se conservan antiguas casas del Barrio do Cura para uso de centro sociocultural. También bajo la plaza se alojará el centro comercial de 12.000 metros cuadrados distribuidos en dos plantas, que por tanto no genera impacto visual.

Un vial de nueva creación diseñado para tráfico lento unirá Poboadores con Torrecedeira para mejorar la movilidad en la zona. La calzada no interrumpirá el tránsito peatonal, ya que se podrá caminar por debajo. "No queda un espacio residual, sino que permite una transición cómoda", precisa el arquitecto. Entre O Berbés y el Paseo de Alfonso hay una diferencia de cota de 36 metros. En parte queda salvada con la instalación de varios elevadores.

El plan está pendiente de aprobación definitiva en el Concello y el promotor, Valery Karpin, aún debe llegar a un acuerdo con los bancos y el nuevo inversor interesado en participar en la operación. La demolición se acometería por fases y arrancaría con el antiguo asilo y su entorno. El plazo para transformar el barrio, si el proyecto cuaja, es de entre cuatro y cinco años.