Cuando vio la fotografía de Betty en el reportaje sobre adopciones de perros que FARO publicó el pasado 2 de enero, Tania Estévez se lanzó por el teléfono. "Tardé en poder hablar con los responsables de la protectora, pero a los quince minutos ya estaba en A Madroa", afirma esta joven de 33 años, propietaria de otro perro y dos gatos. Su intención era hacerse cargo de la pequeña bulldog francesa mientras la asociación SOS Frenchie, con la que colabora, le encontraba un hogar. Sin embargo, la perrita la conquistó inmediatamente desde el otro lado de los barrotes de la jaula y Tania supo entonces que Betty era ya un miembro más de la familia.

"Vino corriendo hacia mí y comenzó a lamerme y a corretear a mi alrededor. Es una maravilla de perra, mimosa, cariñosa, inteligente y obediente", afirma con devoción su nueva propietaria, que además le ha dado un compañero de juegos, Nano, otro bulldog francés, de un año y medio.

"Por los dientes, el veterinario calcula que Betty tiene aproximadamente un año. Está estupenda y solo tiene una pequeña otitis mal curada. Es increíble lo bien que se ha amoldado a nuestra familia y las buenas migas que ha hecho con mi otro perro", asegura.

Según Tania, la existencia de Nano despertó las suspicacias de los responsables del refugio de A Madroa, que se mostraron reticentes al principio a aprobar la adopción. "Debieron de pensar que la quería para criar, pero cuando me dijeron que me la entregaban esterilizada y les dije que mejor porque así me ahorraba la operación, aceptaron", relata.

Betty ha demostrado ser, además, una perra especialmente sagaz, ya que parece intuir que su compañero de juegos tiene no puede hacer los mismos esfuerzos que ella. "Con cinco meses, Nano fue sometido en Madrid a una valvuplastia porque nació con una válvula cerrada y enquistada, y de no operarle hubiera muerto. Ahora está bien, pero no puede correr como los otros perros. Betty juega mucho con él, pero no le hace correr", relata.

Esta pequeña bulldog francesa, de poco más de siete kilos, tiene tras de sí una triste historia que, lamentablemente, comparte con los que hasta hace unos días fueron sus compañeros de jaula en A Madroa: el abandono y el olvido de quienes en su día fueron sus dueños. Betty fue abandonada por sus antiguos dueños, que también la maltrataron. Determinadas reacciones lo denotan. "Es una perra muy educada. Ya no hace nada en casa y a pesar de que en la protectora me dijeron que tuviera paciencia con ella porque a lo mejor mordía algo, no hace nada. Pero cuando hace sus necesidades en la calle me mira, se encoge y retrocede, como evitando un golpe, por lo que debían de pegarla por ello", explica Tania.

El nombre se lo debe a la mujer que la encontró vagando por la calle y la acercó hasta la protectora. "Por lo visto era de una familia rumana que fue desahuciada y que dejó abandonados en la calle a Betty y a un yorkshire". Ahora esta perrita blanca comparte su vida con Tania y su marido, y con los padres de ella. "La perra es mía, aunque vive en casa de mis padres. Pero soy yo quien la saca a pasear con Nano, menos por la mañana, que se encarga mi madre porque si no se enfada. Mis padres están locos con ella", añade.

En A Madroa quedan muchas Betty aunque no sean de raza, aguardando hacer feliz a cualquier familia que quiera darles un hogar. En este sentido, la presidenta de la Asociación Protectora de Animales de Vigo, Amparo Roger, hace un llamamiento a la adopción sin tener en cuenta si se trata de un ejemplar de raza o de un cruce. "La gente mira mucho la raza, pero cualquier perro se merece una oportunidad. Además, los palleiros son extremadamente inteligentes", recuerda Roger.