Los incendios forestales han dejado hasta el mometo en Galicia una negra estadística de 16.710 hectáreas calcinadas que urgen actuaciones para evitar la erosión. A la hora de tomar decisiones resulta clave la consideración de diversos factores como el clima, la pendiente o el tipo de suelo y, dentro de éste, la repelencia al agua, un ámbito en el que investigadores del área de Edafología de la Universidad mantienen activa una reciente línea de trabajo.

Los primeros estudios sobre repelencia o hidrofobia de los suelos gallegos -una propiedad natural que puede agravarse tras un incendio- han partido de este equipo vigués, que además forma parte de Fuegored, una plataforma donde comparten conocimientos casi 300 investigadores españoles y de otros países como EE UU o Portugal. Su boletín cuatrimestral, Flamma, acaba de publicar un trabajo realizado por Elena Benito, Eufemia Varela y María Rodríguez en una plantación mixta de pinos y eucaliptos de Camos que sufrió un incendio en 2009.

Los suelos en los que se llevó a cabo la investigación son de tipo franco-arenoso. "En Galicia predominan suelos sobre granito con abundante arena, en torno al 60%, y, por tanto, muy repelentes. Además el pino y, sobre todo, el eucalipto son las especies que más generan esta propiedad", explica Benito.

Los datos recogidos durante un año tanto en el área quemada como en una adyacente no afectada concluyen que la repelencia al agua en ambas tiene un "fuerte carácter estacional", de forma que desaparece durante el periodo húmedo y muestra su máxima severidad a finales del periodo estival.

Una información muy valiosa para los gestores tras la reciente oleada de incendios en nuestra comunidad. "La repelencia es un factor que ayuda a potenciar la escorrentía y la erosión. Apenas llovió este verano y los suelos están muy secos. Lo ideal sería que las lluvias del otoño no fuesen intensas y que pudiesen ir absorbiendo el agua. Esto reduciría el peligro. La vegetación iría creciendo y se rompería la repelencia", plantea la experta.

Pero el riesgo, añade, se agrava cuando las precipitaciones son intensas -como suele ocurrir en los otoños gallegos- y prolongadas en el tiempo como las registradas tras los incendios de 2006, que además causaron importantes riadas en zonas pobladas.

Para evitar situaciones similares es necesario actuar cuanto antes en las "zonas más sensibles" y una de las medidas "con mejores resultados" y que ya acumula experiencias en Galicia es el mulching o acolchado. "Se trata de utilizar paja o los propios residuos forestales como cubierta vegetal. El equipo que dirige José Antonio Vega, del Centro de Investigación de Lourizán, ha orientado a la Administración en actuaciones de este tipo", comenta.

Indicador de severidad

Los efectos de los incendios en las propiedades hidrofóbicas varían según su intensidad. Pueden convertir en repelentes suelos que eran hidrofílicos, aumentar la resistencia al agua en aquellos que ya la tenían o incluso "hacer que la pierdan en los primeros centímetros pero intensificarla en profundidad".

Y, al mismo tiempo, la repelencia es un indicador de las temperaturas alcanzadas en superficie y de la severidad que ha tenido el incendio si se conocen los niveles de referencia anteriores. "Permitiría determinar en qué zonas es necesario actuar porque, en ocasiones, los incendios son grandes pero su intensidad no lo es tanto. Cuando los fuegos son superficiales, por ejemplo, las hojas quemadas que caen en el suelo hacen de protección", apunta.

En todo caso, Elena Benito anima a proceder con celeridad en Galicia: "Para evitar la erosión hay que actuar muy rápido. En otras regiones tienen un margen mayor pero aquí ya ha empezado a llover. Y además deberían ser decisiones protocolizadas".

"Los incendios forestales son inevitables, por tanto, son necesarios grupos de especialistas, como los que existen en EE UU, que intervienen justo después de un incendio para decidir en qué zonas actuar", añade. Para ello los gestores solo tendrían que aprovechar todo el conocimiento que generan grupos como el de Benito y los que trabajan desde hace años sobre este tema en Santiago y Lourizán.