Francis Drake, famoso pirata en el Caribe, corsario en las costas atlánticas europeas y Almirante nombrado por la reina Isabel de Inglaterra, ha tenido una relación anclada en la historia de nuestra ciudad a finales del siglo XVI.

Su primera visita tuvo lugar en 1568 buscando avituallamiento para proseguir hacia Inglaterra después de un comportamiento cobarde bajo las órdenes de Hawkins en un ataque a Veracruz. Como llegó antes que las noticias, se le socorrió y prosiguió su viaje. Su segunda visita la efectúa en 1585. Se presenta en la ría de Vigo con 24 barcos y 1.500 soldados, e intenta apoderarse de poblaciones costeras como Baiona, pero es rechazado por las milicias españolas. Cuando abandona los ataques tienen que refugiarse en el interior de la ría por culpa de un temporal. Unos días después, iza velas hacia Inglaterra sin dejar de cañonear la villa olívica. En 1589 llega por segunda vez. Después de un fracasado ataque a A Coruña, en el que se hizo famosa María Pita, decide abrigarse del temporal y reparar algunas de las embarcaciones dañadas en aquel ataque. Se mantiene en las Cíes hasta que le llegan noticias del Prior do Crato y zarpa para Lisboa.

Las islas Cíes, aunque territorialmente pertenecientes a la Corona Española, eran una zona de refugio, reparación y aguada de ingleses, holandeses y moriscos. Tenían unas condiciones excepcionales para ser utilizadas como base de apoyo de todos los navíos que navegaban por el Atlántico.

La cuarta visita fue la mas dramática para la ría. Tras no poder conquistar Lisboa y poner en el trono portugués al Prior de Crato, Drake se presenta en el mes de junio de 1589, con 213 barcos, grandes y pequeños. Bloquea la entrada de la ría con veinte barcos, se interna en la misma con los restantes y desembarca 6.000 soldados entre Bouzas y Rande.

La comarca viguesa sufrió las iras de los ingleses. En su avance no sólo quemaron la iglesia de Bouzas, sino que trataron de adoctrinar en el protestantismo inglés a los feligreses prisioneros, con pláticas a cargo del italiano Aurelio Sapa, desertor de la Armada Invencible, pasando a cuchillo a algunos de ellos. En Coia hicieron lo mismo y capturaron a Alonso Pérez de Ceta, hidalgo que tenía una casa señorial en las proximidades de la iglesia parroquial, al que decapitaron y colocaron su cabeza en una pica, y sobre los hombros del cadáver una cabeza de cerdo. Luego conquistaron Vigo, no sin antes incendiar los conventos localizados en sus alrededores. La ciudad fue saqueada casa por casa, aprovechándose de la huida de sus moradores. Según el cabildo se contabilizaron 570 casas arrasadas por el fuego. Las milicias contraatacaron y obligaron a embarcar a los ingleses, que sufrieron muchas bajas.

La campaña militar la dieron por finalizada en en julio. Reembarcaron sus tropas, provocaron los últimos incendios, e izaron sus velas para salir rumbo Norte. El 2 de Julio de 1589 se levantó un viento fuerte de Sudoeste y dos de los barcos de la armada inglesa fueron arrastrados hacia la costa norte de la ría. Eran un filibote de Hawkins y un navío al mando de Docwa. Golpean contra unas rocas y quedan varados, sin posibilidad de rescate. Entonces los vecinos de Cangas aprovechan para atacarlos, incendiando los barcos y rescatando a algunos españoles que en ellos iban prisioneros, mientras los ingleses huyen en sus botes. Al día siguiente, otro barco inglés es arrojado por el temporal contra las Cíes, donde encalla. Sin ser acosados, retiran del mismo toda la artillería e incendian el navío.

Vigo era una villa pesquera que en los últimos años había duplicado sus habitantes, solo la superaba Baiona, y padeció, con este ataque, un enorme perjuicio. Tuvo que dedicar tiempo y bienes a reconstruir la villa y durante un tiempo su actividad industrial y mercantil quedó detenida por que los ingleses dejaron en las Cíes un buen numero de barcos que bloquearon la ría impidiendo la actividad comercial.

Estos son los hechos históricos que los documentos antiguos nos han proporcionado. Durante los años 90, en la realización del inventario de los yacimientos submarinos realizado por la SAS del Grupo García Alén, se localizaron dos cañones en las proximidades de Salaiños. Se trata de dos cañones muy antiguos de hierro fundido, muy mal conservados debido a la corrosión. Parecen ser piezas inglesas, pues miden 183 cm de largo (6 pies ingleses), de principios o mediados del siglo XVI y son muy interesantes, ya que son escasísimas las armas de dicho periodo. Llama la atención la forma de la parte trasera, la culata y el cascabel, no conociéndose más cañones con dicho diseño. Debido a su posición es imposible estudiar su boca. Más recientemente se confirmó la existencia de otros dos cañones en Salaiños, en las proximidades de los anteriores. Estos dos tienen un diseño algo mas evolucionado, aunque miden lo mismo que los otros, también parecen ingleses, pero de finales de siglo. Tienen la boca descubierta, lo que permite observar las gruesas paredes del cañón y su escaso calibre, características típicas del siglo XVI, para tratar de evitar que reventasen al dispararlos.

Por lo tanto, parece que tenemos la localización de los restos de dos barcos que participaron en el saqueo de la ría de Vigo en 1589 bajo el mando de Francis Drake. Hecho significativo porque nos permite adscribir unos restos a un periodo y a unos sucesos concretos de la historia. Y es que la riqueza arqueológica submarina es grande en esta parte de la ría de Vigo. Los temporales de Sudoeste destrozaban, con demasiada frecuencia, los barcos de vela, que desarbolados eran arrastrados al tramo de costa comprendido entra la Borneira y Punta Subrido, donde finalizaban encallados.

Además de los barcos referenciados en esta ocasión, existen otros dos en los alrededores de la Borneira y otros dos en la playa de Nerga, uno de ellos excavado en 1983 y 1984 por el equipo del Grupo García Alén bajo la dirección del Museo de Pontevedra.

Es lamentable que todo este patrimonio subacuático no pueda ser estudiado en profundidad por falta de interés político y escasez de medios, cuando, en casos como el que hemos relatado, se podía realizar sin grandes costes. Otra cosa es el problema de la conservación y exposición de los resultados, pues en la actualidad no existen instalaciones adecuadas para ello, como sí las hay en otras Comunidades Autónomas. Nuestro patrimonio submarino está en manos de los políticos y son ellos los que deben proporcionar las soluciones.

* Arqueólogo, director del Grupo García Alén y miembro del Instituto de Estudios Vigueses

** Historiador naval y autor del libro "Los galeones de Vigo".