"Por muchos años que lleves navegando, cuando presencias un fenómeno de estas características sigue admirándote la fuerza de la naturaleza". José Castro, patrón de la goleta turística Nieves IV, describía con estas palabras su impresión a los pocos minutos de observar el recorrido de un tornado que ayer sembró la alarma en la Ría de Vigo. Al igual que los pasajeros que Castro trasladaba en este singular buque, otros testigos del violento fenómeno meteorológico aseguraron a este periódico que pese a que la boca del embudo no llegó a tocar el agua -estiman su altura por encima de los 300 metros- la fuerza de la proyección del aire originó un revuelo similar al de los helicópteros cuando rescatan a un hombre en el mar, aunque en este caso salpicando mar hasta siete metros de alto.

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