Los conocimientos atesorados por investigadores vigueses durante sus campañas nutren el primer atlas mundial del plancton oceánico que acaba de publicar en un número especial la revista Tierra Data Science Journal. La primera edición del proyecto MAREDAT ha sido elaborada con datos recogidos en medio millón de localizaciones por expertos de 19 países y hasta 80 instituciones, entre ellas la universidad olívica y el Oceanográfico de A Coruña.

El atlas ha sido coordinado por los principales centros mundiales de la oceanografía como Woods Hole y grandes universidades como la ETH de Zurich. Identifica "dónde, cuándo y cuánto" plancton oceánico -fitoplancton y zooplancton- puede encontrarse en todo el mundo e incluye desde bacterias hasta medusas.

Es en el campo de las cianobacterias precisamente donde se concentran las aportaciones del grupo de Oceanografía Biológica de Vigo. Se agrupan entre los organismos denominados diazotrofos y, por tanto, son fijadores de nitrógeno molecular, es decir, tienen la capacidad de captarlo directamente de la atmósfera y utilizarlo para realizar la fotosíntesis. Este proceso determina además la productividad del océano.

"Hasta hace poco se pensaba que este flujo solo era importante en las zonas tropicales y subtropicales pero desde hace 2-3 años se ha descubierto que es más importante de lo que parecía y que está más extendido. También tiene lugar en aguas templadas y en 2009 un trabajo realizado por expertos de Investigaciones Marinas-CSIC y Canarias determinó esta actividad en cabo Silleiro", explica la investigadora Bea Mouriño.

Dada su relación con la productividad, el estudio de este fenómeno en las rías resultaría de gran interés. Además también es una información valiosa para predecir el cambio climático y sus efectos en el océano.

El atlas recoge la información recogida por los investigadores vigueses durante dos transectos realizados entre Canarias y la costa argentina -ida y vuelta- en 2007 y 2008 en una campaña dirigida por el investigador Emilio Marañón. Mouriño participó en esta misión en la que, por primera vez, se comparó de forma simultánea la entrada de nitrógeno por fijación en superficie con la que tiene lugar en el fondo por procesos de mezcla.

Los expertos volvieron a recabar este tipo de datos en 2010-11 durante la Expedición Malaspina, el hito de la oceanografía española, pero todavía están en la fase de análisis. "Recolectamos los primeros datos de este tipo en el Índico", destaca Mouriño, que también en esta ocasión formó parte de la tripulación científica del Hespérides.