Las fiestas de Bouzas comenzaron anoche con el pregón a cargo del periodista Fernando Franco, con el que realizó una retrospectiva de la historia de este barrio tan singular. "¡Viva Bouzas y viva este Vigo en el que, con peso propio, está inserta!", exclamó Franco desde la Casa Rectoral.

El periodista de FARO elaboró un discurso emotivo que comenzó apelando a la memoria como "conjunto de prácticas a través de las cuales vamos construyendo nuestra propia identidad", siendo Bouzas "el espacio común de esas prácticas y de vuestra memoria de corazón, que es esa que elimina los malos recuerdos y magnifica los buenos".

A través del pregón los asistentes tuvieron la oportunidad de echar la vista atrás y asistir a los detalles que hacen de Bouzas un lugar con carácter propio. "Estáis aquí, amigos boucenses, porque ya existieron hace tres mil quinientos años asentamientos primitivos en la iglesia de San Miguel, porque durante la dominación romana estos pobladores siguieron allí aunque más al interior", expuso Franco, para elaborar un repaso de Bouzas a lo largo de los siglos.

Se centró en el mar y el "esplendor pesquero que vivió esta villa", para hacer después referencia a iconos como el antiguo "cine Maravillas con butacas de madera y bancos corridos en el gallinero"; y las escuelas de don Miguel o don Antonio Romero, entre otros.

"Bouzas no se puede entender sin sus barcos y sin sus Cristos de devoción vieja pero tampoco se puede entender sin los bares", destacó. Describió a la sociedad de esta villa con numerosos ejemplos, alguno quizá hasta estaba presente: "Los de Bouzas bailabais, trabajabais, tomabais vasos en los bares y rezabais por respeto a don Camilo, que era un santo, o por quedar bien después con el padre Comesaña".

"Los boucenses jugabais al fútbol antes que nadie", apuntó refiriéndose al Rápido, "un club hoy centenario". "Bouzas fue patria de hombres de hierro que surcaron los mares en barcos de madera", zanjó.

Un pregón que incluyó hasta leyendas de la zona: "En la Cofradía del Santísimo Cristo de los Afligidos conocen bien aquel milagro del Cabaleiro dás Cunchas salvado por los tripulantes de una barca en la que se dice que iban los restos del Apóstol Santiago, camino de Iria Flavia".