Los hierbajos crecen en las inmediaciones de la pista de Peinador sin cuidados desde hace varias semanas. Una falta de mantenimiento que no solo tiene consecuencias estéticas sino que puede afectar a la correcta operatividad del aeropuerto. Los cuatro jardineros al servicio de Cespa, la empresa que se encargaba de cortar la vegetación, dejaron de ejercer su tarea el 31 de mayo tras vencer el contrato con Aena, según explica la secretaria de la federación de servicios de UGT, Rosa María Acuña. "Desde entonces están en su casa y nadie se ocupa de ello", subraya.

El ente aeroportuario ha reducido en los últimos años el presupuesto para el control de la vegetación. El contrato de 2011 se licitó por 98.000 euros, un año después salió por 77.000 y el curso vigente se ofertó por 49.000. El gasto ha caído a la mitad con las consiguientes repercusiones. Cespa no se ha presentado al último concurso y la empresa ganadora, la cántabra Faop Servicios Integrales S.L., aún no ha reanudado los trabajos según señalan fuentes cercanas al aeropuerto y corrobora la propia Acuña.

La representante sindical apunta que los cuatro jardineros deben ser subrogados para incorporarse a la nueva contrata, algo que no ha ocurrido y resultaría además inviable con el presupuesto disponible. "Mal daría esa cantidad para pagar a un operario", indica, y relata que ha enviado un escrito a la directora del aeropuerto para exponer la situación y ha denunciado en la inspección de trabajo "las condiciones en las que se pretende llevar adelante el servicio". Por ahora el problema sigue sin resolverse. Este periódico consultó ayer sobre las deficiencias en el control de la maleza a Aena, cuyos portavoces defienden, a la espera de recopilar toda la información sobre la situación del servicio, que en modo alguno existe peligro para la seguridad.

Fuentes aeroportuarias explicaron el viernes que, por culpa de la falta de mantenimiento de las zonas con vegetación, dejó de funcionar provisionalmente el sistema ILS antiniebla el jueves por la mañana, lo que habría obligado a desviar a Lavacolla dos aviones entre Madrid y Vigo. Un extremo éste que Aena niega tajantemente. "El ILS nunca dejó de funcionar. Siempre ha estado operativo y los desvíos se debieron a la baja visibilidad. La vegetación no tuvo nada que ver", aseveran sus portavoces.

Desde el sindicato UGT apuntan que con las condiciones del nuevo contrato no se puede realizar un servicio efectivo, ya que habría que reducir el número de operarios y la frecuencia de los cuidados. "La hierba tiene que ser cortada con regularidad para que no alcance una altura determinada, y es imposible cumplir esa frecuencia con el importe del contrato", apostilla la responsable de la federación de servicios.