La Biblioteca Central del campus vigués cumplió 15 años el pasado junio, pero la revolución tecnológica y la llegada de Bolonia ya la han obligado a modificar sus servicios, ampliar horarios nocturnos y de fin de semana y también su fisonomía. Se han creado salas más pequeñas para cursos y seminarios y se han instalado más tomas de corriente para que los usuarios puedan recargar sus ordenadores, tablets y smartphones, lo que ha incrementado en gran medida el gasto eléctrico y generado otra preocupación, la sostenibilidad y la búsqueda de energías alternativas, un tema en el que Gerardo Marraud trabaja dentro de la red Rebiun de la CRUE (Conferencia de Universidades Españolas).

"Antes prestabas un libro y ahora te piden una sala para trabajos en grupo. La entrada es bastante estable pero hay una gran diversificación de las demandas de espacio. En las universidades anglosajonas ya se ofrecen pequeñas cabinas de grabación para que los estudiantes hagan vídeos para sus clases", comenta.

El binomio biblioteca-silencio, añade Marraud, está en quiebra. "De hecho, hay muchos arquitectos especializados en reformas porque cada vez hay más ruido en el interior y lo que se aísla ahora es el silencio".

La Biblioteca Universitaria, que acaba de estrenar web, dispone de 11 centros en los 3 campus, los últimos en abrir fueron Ciencias en Vigo y Ourense, y un aforo de 560 puestos de lectura. La plantilla no ha variado en los últimos 10 años y solo se refuerza puntualmente en exámenes.