El Instituto de Estudios Vigueses (IEV) ha logrado estabilidad tras una serie de avatares marcados por su desvinculación de la Fundación Provigo y la itinerancia de sedes en el último año y medio. Instalado ahora en la antigua sede de la Escuela de Hostelería (Cánovas del Castillo), ha abierto una nueva etapa que esta tarde simboliza con la aprobación, en junta de gobierno, de la incorporación de seis miembros numerarios, lo que eleva el organigrama a 28 integrantes (nueve de ellos fundadores), y con planes de seguir creciendo en el futuro. "Nos gustaría que éste fuera un primer grupo. Tenemos nuevos estatutos -los anteriores colocaban el límite en 25- y estamos renaciendo. Queremos que el Instituto sea más dinámico y ampliar la actividad a muchísimos más campos", explica el presidente de la institución, Xoán Carlos Abad Gallego, quien apunta que la llegada de los nuevos miembros "supone un reconocimiento a su trabajo, labor investigadora y compromiso de ayuda al Instituto y la ciudad".

Con las incorporaciones pasan a formar parte de la entidad Ceferino de Blas García, periodista y exdirector general de FARO DE VIGO; Elisa Pereira García, investigadora experta en arqueología y docente; Mercedes Bangueses Vázquez, profesora de Ciencias Sociales y autora entre otros trabajos de una obra sobre ilustradores gallegos en época de preguerra; Pilar López Vidal, exdirectora de la facultad de Empresariales, sobre la que publicó un exhaustivo trabajo; Ramón Patiño Gómez, investigador en el campo de la arqueología y prehistoria; y Fernando Carrera Ramírez, director de la Escuela Superior de Conservación e Restauración de Bens Culturais de Galicia. La intención de la directiva es presentar a los nuevos miembros -que ya colaboraban con el IEV- en un acto público en unos meses.

"Pasamos largas vicisitudes y consideramos que no era el momento adecuado para los nombramientos. Ahora abrimos una etapa nueva", comenta Abad. La institución, que nació en 1991 como brazo cultural de la Fundación Provigo y ha realizado una ingente labor de investigación y recuperación de la historia de la ciudad y su comarca, quedó desvinculada de su matriz en julio de 2011. El Concello rescindió al cabo de ese año el alquiler de varias plantas del Edificio Asefal, donde tenía su sede el instituto, que inició un peregrinaje incierto. Tras su paso por el antiguo Rectorado de Areal cuenta con una sede estable y sus responsables quieren revitalizar el ente.

"Estamos pendientes de firmar el convenio con el Concello para financiar los estudios de este año", explica Abad Gallego. La sede, por otra parte, necesita algunos arreglos y el archivo tampoco ha sido acondicionado. Queda además otra asignatura pendiente: contar con atención al público ante el interés de investigadores y demás ciudadanos por consultar trabajos. "Hay algunas carencias. Recibimos muchísimas llamadas de personas que piden información pero no contamos con estructura para abrir al público", agrega el presidente del instituto.

El IEV ya ha presentado algunos trabajos en la nueva sede. entre ellos la decimoséptima entrega de su Boletín Glaucopis, un referente para los estudiosos en la historia local. El acto, celebrado en enero, se convirtió en una suerte de puesta de largo de la nueva sede de la institución.