"En nuestra época, algunas motos ni aceleraban", comenta un grupo de jubilados de la Policía Local mientras disfruta de las demostraciones de la Unidad Motorizada de Exhibición del cuerpo vigués. No es lo único que ha cambiado en el cuerpo en las últimas décadas. Tanto los medios, como las instalaciones y la formación de los agentes han mejorado de forma notable, adecuándose a las necesidades de una población también en crecimiento. Con motivo del Día de la Policía Local, los agentes hicieron ayer una amplia exhibición de sus actuales capacidades en una Praza do Rei rodeada por escolares.

Setenta y nueve policías recibieron un reconocimiento a los años dedicados a la seguridad de la ciudad. Los menos, seis, por 35 años de trabajo. Entre ellos, se encuentra Manuel Carballo -de 59 años y policía de Atestados- que entró en el cuerpo animado por su primo y convenció también a Javier López -de 56 e inspector del mismo servicio-. Recuerdan que, en aquella época, los atestados de los accidentes de tráfico ni siquiera se hacían en la Policía Local. El actual jefe del cuerpo, Francisco Martínez Muñoz, creó la primer oficina hace 32 años y los 3 empleados destinados en ella redactaban los informes de los accidentes, -croquis, incluidos- con los datos que les facilitaban las patrullas y los agentes motorizados. Solo salían a la calle en los casos más graves, equipados con su cámara polaroid. Ahora son 35 profesionales y su trabajo siempre está en primera línea del siniestro. Cuentan con furgones, instrumentos para realizar todo tipo de pruebas y sistemas informatizados que agilizan su labor.

Por treinta años de servicio, fueron galardonados veintinueve policías. Con 23 años y dependienta en un comercio, Rosa Martínez Posada decidió en el 83 cambiar de vida e ingresar en el cuerpo para tener "más seguridad". La misma razón empujó al por aquel entonces al inspector José María Álvarez, a sus 24 años. "Era una época, recién salidos de la dictadura, en la que aún había actitudes poco democráticas", recuerdan. Cuentan que, en estos 30 años, se han tenido que "reconvertir" en numerosas ocasiones. Ahora se proponen ayudar a las nuevas generaciones, a las que definen como "muy preparadas".

Este es uno de los cambios que también destaca el intendente Alberto Carballo Acuña, que ayer integró el grupo de 44 policías reconocidos por su cuarto de siglo en la institución viguesa. "Se mejoró mucho en medios, dependencias y formación", analiza y sostiene que "la materia prima" es uno de los aspectos que más ha contribuido a progresar en el servicio prestado a la ciudadanía. "Hoy entran muchos después con carreras universitarias", destaca. Él se diplomó en Graduado Social, pero tuvo que compaginarlo con su trabajo en el cuerpo, al que accedió con 19 años. Por aquel entonces no existía la Academia Galega de Seguridade y Carballo Acuña se formó en las dependencias viguesas.

"El mayor orgullo para nosotros es ver mandos formados aquí", resalta precisamente José Luís García González, policía jubilado hace 7 años, tras casi tres década en el cuerpo, y recordaba: "nosotros tuvimos un jefe legionario". Junto a Agapito Méndez, -retirado hace 6 meses, tras 15 años en armería, 12 en la grúa y 8 en patrulla de calle- rememoran sus inicios en la Policía, cuando no les facilitaban uniforme ni disponían de arma, algo que no les importaba porque la ciudad, por aquel entonces, no era conflictiva y no la necesitaban para defenderse. "¡Ahora hay galería de tiro propia!", exclaman. Su trabajo, en ocasiones, tenía mucho de arte: "Solo había semáforos en Colón y los llorones, así que nos teníamos que poner en las intersecciones a regular el tráfico con guantes blancos y silbato. Había alguno que lo hacía tan bien, que la gente se paraba a verlos". No pudieron remediar que el despliegue de medios de ayer les despertara cierta envidia, pero prevalecía el sentimiento de orgullo ante un cuerpo que "ha cambiado para bien".

Se descolgaron desde lo alto de la torre de la Casa Consistorial con la bandera de Vigo; entraron al trote en la Praza do Rei; realizaron acrobacias sobre motos; y demostraron su preparación (además de sus dotes para la interpretación) con simulacros de intervenciones en robos con intimidación, auxilio a víctimas de maltrato o dispositivos "jaula" para detener malhechores a la fuga Las diferentes secciones de la Policía Local mostraron ayer a la ciudadanía una pequeña muestra de lo que son capaces de hacer. La escenificación se realizó bajo la atenta mirada de representantes del Gobierno local y los mandos de los diferentes cuerpos de seguridad que, uniformados, aguantaron estoicos las más de dos horas que duró el acto bajo un sol sofocante.