Carmen Rodríguez, Isaura Pérez y Ermita Bouzón formaron hasta hace apenas tres años parte del grupo de ostreras que ya a primera hora de la mañana llena de vida la calle Pescadería desde hace más de cinco décadas. Hoy solo quedan en activo Isabel Seoane y su hermana María, que la acompaña en algunas ocasiones, y Fernando Martínez, sobrino de Carmen y que ha querido mantener la tradición.

La Medalla de Oro al Mérito del Trabajo les llega con siete años de retraso y cuando casi ni se lo esperaban. Isabel Seoane recibió ayer la noticia en Porgugal, aunque promete que hoy estará al pie del cañón atendiendo a los turistas de puente. "Llevo más de treinta años vendiendo ostras y este premio es un orgullo por el esfuerzo de todas las compañeras que han pasado por aquí", explicaba con sorpresa. Reconoce que "se pasa frío, nos llueve encima y hay días en que se vende menos", pero asegura sentirse "contentísima en el puesto y muy agradecida por el cariño de la gente".

Natural de Cesantes, la madre de Isabel ya tenía un puesto en el Casco Vello y su hermana la acompaña algunas veces. "Es una tradición y un trabajo que se siente dentro, por vocación", asegura mientras tiene palabras de recuerdo por los premios ya recibidos. "Somos Viguesas Distinguidas y nos dio un premio la Diputación. ¿Cuándo nos entregan este?", pregunta entusiasmada.