Con mayor o menor frecuencia, la gran mayoría de los estudiantes vigueses de entre 14 y 17 años salen de fiesta. Cuatro de cada nueve admiten que, en estos momentos de ocio, infringen la ley bebiendo alcohol, fumando tabaco o consumiendo algún otro tipo de droga. Aunque el 60% asegura que sus padres tienen "bastante" control sobre lo que hacen, hay otro 20% de menores que disfruta de gran libertad al carecer de hora límite de llegada a casa.

Este reflejo de la adolescencia viguesa lo ha obtenido la Asociación Ciudadana de Lucha contra la Droga Alborada a través de una encuesta sobre ocio y consumo de drogas realizada a 419 jóvenes de entre 14 y 17 años en 22 institutos de la ciudad, dentro del Proxecto Creative, enfocado a la prevención y la reducción de las adicciones.

Dos tercios de los menores en esta franja de edad salen de fiesta, al menos, una vez al mes y es un actividad habitual de fin de semana para el 32%. Llama la atención el 18% de los púberes vigueses que no limita las fiestas a las jornadas no lectivas. "Son una minoría y suele haber una relación con el bajo rendimiento académico, la falta de actividades extraescolares y problemas en la relación con la familia", explica Jesús Cancelo, psicólogo clínico y director de Alborada.

Más de la mitad de los encuestados asevera que no consume ninguna droga cuando va de juerga. Entre el otro 44%, beber y fumar son las adicciones más habituales. Ingieren alcohol un 60% de ello, el mismo porcentaje que los que consumen tabaco. Por el cannabis optan otro 30%. Un reducido 2% admite que toma cocaína y el resto de sustancias estupefacientes tienen una presencia anecdótica (0,5%). Curiosamente, menos de un centenar de los 419 jóvenes encuestados contestó a la pregunta de si se emborracha alguna vez al mes. Entre los 96 que sí rellenaron la casilla, son mayoría los que respondieron de forma afirmativa (el 60%). De todos modos, Cancelo estima que son mayoría los consumidores esporádicos -"el que lo prueba"-.

Un 30% de los adolescentes que salen de marcha acuden a discotecas, pero es más nutrido el grupo de los que optan por reunirse en un "botellón" (el 40%). En estas concentraciones en las que se consume alcohol en la vía pública, uno de cada cinco participantes son menores.

Estas salidas, en las que gastan alrededor de 12,45 euros por persona, de media duran menos de cinco horas (4,61). Sin embargo, uno de cada cinco menores podrían prolongarlas todo lo que quisieran, ya que no tienen toque de queda en sus casas. Además, un 10% cree que no pasaría "nada" si se salta las normas. "Un 80% están controlados por los padres, pero ese otro 20% es preocupante. Es un pequeño grupo de alumnos que suele vivir en familias desestructuradas", analiza Cancelo.

Con respecto al consumo de drogas, el psicólogo considera que la prevención está funcionando y que cada vez existe una mayor percepción entre los adolescentes del riesgo que supone. Aunque destaca la necesidad de seguir luchando para rebajar ese 44% de menores que fuma, bebe o toma otras drogas, recuerda que no hace mucho los niveles eran mucho más elevados. "Antes la proporción era del 100% porque estaba bien visto e incluso se promovía".