Fue la noticia destacada del 12 de mayo de 1928. A las once de la mañana fueron a bordo del yate de recreo Electra, con objeto de cumplimentar a su propietario, el ilustre inventor Marconi, el alcalde, señor Alonso Cuenca, el presidente de la Cámara de Comercio, don Tomás Mirambell, el secretario de la misma, señor Castejón, el presidente del Círculo Mercantil, don Bernardo Bernárdez y el presidente accidental de la Unión de Entidades don Manuel San Román.

Marconi recibió con gran amabilidad a sus visitantes. El alcalde y sus acompañantes saludaron al ilustre hombre de ciencia en nombre de la ciudad, haciendo el señor Alonso Cuenca entrega a ala señora de Marconi de un monumental y artístico ramo de flores adornado con cintas de los colores nacionales de España e Italia, deferencia que agradeció profundamente la distinguida dama.

En el Hotel Moderno hubo banquete en honor de los señores de Marconi, ofrecido por el alcalde señor Alonso Cuenca. En la sobremesa, los comensales hicieron algunas indicaciones al señor Marconi referentes a la instalación radiotelegráfica en el monte Vixiador.

Terminado el banquete, el inventor italiano fue obsequiado con una excursión en automóvil por la península del Morrazo.

La excursión, en la que tomaron parte todas las personas que asistieron al banquete, fue a Redondela, siguiendo después a Pontevedra, Marín, Moaña y Cangas, donde abandonaron los automóviles, embarcando en los botes del Electra que los trasladaron a bordo y después al muelle de viajeros.

El ilustre inventor se mostró maravillado de las innumerables bellezas de Vigo y de su incomparable bahía y dijo que tanto le gustaba que retrasaría unos días su marcha de nuestro puerto rumbo a Londres, donde tenía que ventilar importantes asuntos de carácter científico. También manifestó Marconi que tanto le agradaba Vigo que prometía volver en el próximo mes de julio, para dar una conferencia en el Círculo Mercantil.

Los señores de Marconi firmaron en la segunda página del libro de oro de la ciudad, no haciéndolo en la primera por estar reservada a los monarcas españoles en conmemoración de su visita a Vigo. Al ilustre inventor le fueron entregados un ejemplar de "Vigo en 1927 "de Pepe Cao, y otro de "Estampas Compostelanas" de Luis Ksado.

Reivindicación

Con motivo de la visita, FARO publicó una nota dirigida al sabio italiano, firmada por los trabajadores, donde se denunciaba la situación de la estación del Vixiador.

Y en ella se le decía al señor Marconi que en Vigo no podía utilizarse el servicio de comunicaciones marconigráficas, pesar de poseer una estación de telegrafía sin hilos.

Y todo, por el cierre de la estación de telegrafía, "cuyas antenas pueden verse perfectamente desde a bordo de su yate magnífico, allá por encima del monte Vixiador".

Dicha estación se había establecido en el mencionado monte Vixiador hacía dieciséis o dieciocho años "y estuvo unos cuantos en servicio, funcionando, al parecer, con toda normalidad, hasta que la Compañía Nacional de Telegrafía sin hilos la cerró, y se llevó de allí los aparatos, dejando solamente las antenas y una caseta, como recuerdo".

Campaña de movilización

FARO emprendió una verdadera campaña; las entidades locales representativas de Vigo, en lo oficial y en particular, se movieron y reclamaron cuanto pudieron, pero todo fue en vano.

La Compañía o daba la callada por respuesta, o hablaba de que el Estado iba a establecer un hilo directo entre Finisterre y Vigo. Y, al final, cuando se decidió a a hablar, alegó el fracaso de Vixiador como tal estación de telegrafía sin hilos...

En Vigo y sus alrededores, hay decenas de estaciones de radiotelefonía, que funcionan admirablemente, entran en puerto, al año millares de barcos provistos de telegrafía sin hilos, y todos la utilizan sin el menor. inconveniente. Solamente la estación marconigráfica del monte Vixiador, no puede funcionar.

La Compañía hablaba de "sombras", pero aquellas sombras solo existían en el capricho de la Compañía que venía a decir que el invento del Sr Marconi no era de utilidad. Le replicamos enérgicamente, "y entonces el silencio de la Compañía fue igual al que se ha impuesto a la estación del Vixiador".