Árboles, asfalto, farolas, semáforos... y ahora -y cada vez más- cámaras. El ingenio permitió a George Orwell imaginarse en "1984" un paisaje salpicado de teleobjetivos. Gracias al celo de Tráfico nosotros ya podemos "disfrutarlo" en Vigo con solo asomar la cabeza por la ventanilla del coche. Policía y Guardia Civil tejen en los viales de acceso a la ciudad una tupida red de radares para "cazar" la menor infracción. Las últimas incorporaciones lucen en los pórticos de señalización de la A-55 entre Vigo y Mos. En apenas 7 kilómetros 5 cinemómetros fijos y otros móviles vigilan para que nadie exceda de la velocidad máxima permitida, que oscila, en función del tramo, entre 50 y 80 km/h. El vial es uno de los más peligrosos para entrar en la urbe. En juego no solo está la seguridad al volante... También la salud del bolsillo toma parte en el asunto.--- NO TOCAR ---

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